RODRIGO JIMÉNEZ DE RADA
RODRIGO JIMÉNEZ DE RADA
(Puente la Reina ? ca. 1170 – Vienne, Francia, 10.6.1247). Arzobispo de Toledo y cronista. Hijo de Jimeno Pérez de Rada y Eva de Finojosa. Cursó derecho en Bolonia y culminó sus estudios de Filosofía y Teología en París. La estirpe castellana de su madre le permitió instalarse en la corte de Alfonso VIII, y a propuesta de este monarca ocupó la silla episcopal de Osma (1208); ese mismo año sustituyó al fallecido arzobispo Martín en la sede de Toledo, que ocupó hasta su muerte. Defensor a ultranza de la supremacía de la diócesis toledana, tuvo un activo papel en la iglesia peninsular y en la política castellana de su tiempo.
Pretendió, sin conseguirlo plenamente, que esa supremacía le fuera concedida en el IV Concilio de Letrán (1215) frente a las aspiraciones de su colega compostelano, y reclamó como sufragánea la sede de Valencia, recientemente conquistada por Jaime I (1238). El arzobispo de Tarragona consiguió por este motivo su excomunión en un sínodo (Tarragona, 8.5.1241), pero el papa Gregorio IX la anuló y reprobó poco después. En este mismo campo cabe indicar sus litigios con la sede compostelana por la jurisdicción arzobispal sobre Plasencia y Zamora, con Oviedo sobre la exención de ésta y con Tarragona nuevamente por el control de la diócesis de Albarracín y Segorbe.
En el ámbito político-militar resulta especialmente significativa su participación en la campaña de las Navas de Tolosa contra los almohaces. Negoció activamente la alianza de los monarcas peninsulares en la empresa; acogió al ejército cristiano en Toledo y, finalmente, tomó parte en el propio combate (1212). Él mismo organizó y dirigió posteriormente campañas sin éxito contra Cáceres (1218) y Requena (1219). Siguió igualmente los avatares bélicos de Fernando III, en cuyo reinado inició la construcción de la nueva catedral de Toledo (1226). Falleció durante una visita al papa Inocencio IV, y fue enterrado en el monasterio soriano de Santa María de Huerta.
Su amplia cultura quedó reflejada en varias obras escritas. Así debe señalarse especialmente De rebus Hispaniae, crónica histórica de la Península Ibérica desde la antigüedad a su época; describe detalladamente los acontecimientos de su tiempo. Fue completada con una Historia Arabum y una Historia Romanorum, de interés más secundario.