RIZI, ANTONIO
RIZI, Antonio
Pintor. En el pamplonés convento de Las Madres Agustinas Recoletas se guardan los retratos de los fundadores del mismo, Juan de Ciriza y Catalina de Alvarado ambos firmados por Antonio Rizi, padre de los también pintores fray Juan y Francisco Rizi. Ambos lienzos aparecen mencionados en el inventario de 1641. El retrato de Juan presenta un excelente estado de conservación y mantiene el marco negro de época. La firma “Antonius Rizzi fa. anno 1617” aparece en un papel que lleva en la mano Juan. Se trata de un retrato realizado con anterioridad a la obra del convento, pues la data de la fundación del mismo es el 1624. Juan es un joven de pelo negro, con bigote y perilla. Está ataviado según la moda del momento con coleto, capa corta, gregüescos y calzas, todo negro. La gorguera amplia en torno al cuello pone un contrapunto blanco en la oscura composición. Lleva asimismo sombrero negro en la mano, botonadura; collar y cinturón de oro; la espada al cinto. El fondo es gris y el suelo está tapizado de rojo. Detrás a la derecha sobre una mesita cubierta de terciopelo hay un reloj con la leyenda “vigilat, quia… neque horam”, alusión a la brevedad de esta vida en la línea del tan barroco recuerdo de las postrimerías.
El retrato de Catalina de Alvarado (2,06 x 1,07 m) está firmado a la altura de la mano “Antonius Rizzi fa. anno 1617” de la misma manera. La dama es una figura de gran elegancia con lujosa indumentaria propia de la época. El traje es negro, con ceñido cuerpo y larga falda acampanada; las hendidas mangas dejan ver el interior. Lleva cofia, gorguera y puños de encaje almidonado. El oro brilla en los brazaletes de ambas mangas, las varias sortijas que engalanan sus dedos, los collares sobre el pecho y los adornos de la falda. Sobre una mesa hay un fiel perrillo blanco en el que apoya la mano derecha. Con la otra sostiene un pañuelo de encaje.
Estas dos magníficas obras ponen de manifiesto la calidad de retratista de su autor, formado con Pantoja de la Cruz, del que su hijo Francisco decía que el retrato era su fuerte y al que debe considerarse como uno de los grandes retratistas del XVII español.
Bibliografía
Bibliografía: M. C. Segovia Villar El convento de las Agustinas Recoletas de Pamplona “BSAA” (1980) págs 262-263.