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RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS

RESIDUOS SÓLIDOS URBANOS

Denominación técnica de lo que se llama comúnmente “basura”.

Consisten en los restos, de todo tipo, de la vida domiciliaria: restos de comidas (antes y después de su elaboración), envases de todo tipo, papeles, periódicos, etc.

Su composición es muy heterogénea, y a causa de la presencia de materia orgánica fermentan en pocos días. A medida que aumenta el nivel de vida se reduce la fracción orgánica (en Navarra está actualmente en un 60%) y aumenta la parte incinerable.

La cantidad producida oscila entre 0,5 y 1 Kg por habitante y día. En 1989 la producción media era de 830 gr por habitante.

Los desechos domésticos que se producían en Navarra en 1989 alcanzaban la cifra de 150.000 Tm (80.000 en la Comarca de Pamplona). A esa cantidad se añadían otras 70.000 Tm de residuos industriales y 270.000 Tm de tierras y escombros de tierras.

Se llama tratamiento de residuos urbanos al conjunto de procesos que permiten separar, de una manera mecanizada, los diferentes componentes de que constan (materia orgánica, papel, vidrio, metales, etc.)

Estos sistemas son teóricamente la mejor solución para las basuras, porque permiten su “eliminación” con la recuperación de grandes cantidades de materias primas que cada vez serán más escasas.

En la práctica la separación resulta muy compleja con medios mecánicos, no habiendo hoy día sistemas que sean rentables, es decir que el valor de las materias recuperadas compense los gastos de instalación y mantenimiento. Antiguamente se hacía selección manual, pero ello no es admisible porque no se tienen condiciones adecuadas para el personal.

Puede ser una buena solución si se generaliza la recogida selectiva, ya que entonces al llegar separados los componentes más importantes resulta fácil y rentable el conseguir los productos finales. El principal de éstos es la materia orgánica, que se tritura y fermenta dando lugar a un abono orgánico denominado compost.

En Pamplona, por iniciativa de Félix Huarte, se instaló la primera fábrica de compost de España (Aborgán) pero dificultades técnicas, económicas e incluso urbanísticas motivaron su cierre en 1978.

A veces se incluye en este concepto de tratamiento de residuos urbanos los hornos de incineración proyectados con recuperación de energía y producción de electricidad. Son instalaciones muy costosas y complejas y a las que se acude como solución alternativa de los vertederos controlados.

El 10 de febrero de 1989 el Gobierno de Navarra aprobó un Plan Director de Residuos Sólidos Urbanos integrado en el Plan Trienal de Infraestructuras Locales, para regular las condiciones en las que debía realizarse la recogida y tratamiento de las basuras.

El plan perfilaba la puesta en funcionamiento de una red de instalaciones de tratamiento de los residuos sólidos urbanos en todo el territorio navarro, establecía los sistemas más adecuados de recogida y transporte de las basuras, eliminaba los puntos de vertido incontrolados y recuperaba los espacios afectados, fomentaba la agrupación de entes locales para abordar el problema conjuntamente, determinaba el marco interadministrativo entre el Gobierno foral y las entidades locales en relación con la gestión de las basuras y pretendía fomentar una política de sensibilización ciudadana respecto al tratamiento de las basuras.

Fijaba que el depósito y prerrecogida se realizase en bolsas cerradas a depositar en contenedores (un total de 11.000, de los que 4.625 corresponden a la Comarca de Pamplona). La frecuencia de las recogidas sería como mínimo de una vez por semana en invierno y de dos veces por semana en verano (la recogida diaria sólo se haría en población de alta densidad).

Sobre el sistema de tratamiento de las basuras, el plan concretaba como sistema elemental el de vertedero controlado sanitariamente, en sus diversas modalidades e incluía la posibilidad de instalación de incineradores allá donde los terrenos no fuesen adecuados para instalar vertederos. En cuanto al compostaje y reciclado, se preveía la construcción de una primera planta de reciclaje en Pamplona y otras dos de reciclaje-compostaje en las zonas de Estella y Tudela.

El plan director contemplaba 16 zonas en Navarra con el fin de lograr una gestión integral de recogida y tratamiento: Bajo Bidasoa, Baztán, Goizueta, Alto Araxes, Leiza-Larráun, Malda-Erreka, Ulzama, Sakana, Pamplona, Aoiz, Valcarlos, Pirineos-Aézcoa, Roncal-Salazar, Sangüesa, Montejurra, Mendavia-Viana, Goñi-Yerri, Arga-Valdizarbe, Tafalla, Peralta, Carcastillo y Ribera Baja.

Respecto a la financiación y con carácter general, el plan preveía subvenciones forales del 90% de la inversión realizada (sobre la base del presupuesto auxiliable aprobado) en instalaciones de tratamiento y del 70% para equipos de recogida. A esta financiación contribuiría un plan de tarifas.

Para la eliminación de las basuras el sistema más utilizado en Navarra ha sido el vertedero incontrolado, pero a mediados de los años 80 comenzó la instalación de vertederos controlados (Tudela, Tafalla, Sangüesa, etc.)

Asimismo desde el año 80 ha habido experiencias de recogida selectiva y reciclaje de materiales en Alsasua, Ansoáin, Aoiz, Huarte-Pamplona, Pamplona (Abejeras, Ermitagaña, San Juan), Tudela, Tafalla y Villava.

A pesar de todos estos intentos, Pamplona y su Comarca continuaban en 1989 sin dar una solución al problema de las basuras.

En junio de 1960 se creó en Landaben la empresa privada Aborgan (Abonos Orgánicos Fermentadas, SA) que firmó un contrato con el Ayuntamiento de Pamplona para la recepción y tratamiento de sus residuos sólidos urbanos con destino a la producción de compost. Su actividad pionera en España duró hasta abril de 1977. Ante el problema creado por el cierre de la empresa, la Diputación Foral autorizó el vertido de las basuras en término de Arguiñáriz, a 28 km de Pamplona, para un período provisional de un mes.

A partir de aquel momento se sucedieron las reuniones, estudios e iniciativas para conseguir una solución comarcal al problema. A propuesta del Departamento de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente se constituyó la denominada “Mesa de las Basuras”, que elaboró los principios básicos para acometer el tratamiento comarcal de los residuos sólidos: “Máximo aprovechamiento de recursos a través de la progresiva implantación de la recogida selectiva de los productos recuperables y el compostaje de la fracción orgánica de los residuos, junto con un sistema de vertido controlado para lo no tratado”.

Entre 1986 y 1987 la “Mesa de las Basuras” y los ayuntamientos y concejos de la zona llegaron a la conclusión de que la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona* era la organización más adecuada para gestionar la recogida y tratamiento de los residuos, y el 1 de enero de 1988 inició la recogida comarcal. Al mismo tiempo la entidad inició los trabajos que condujeron a la definición de un plan para la creación de un centro de tratamiento y se determinó que unos terrenos de Góngora (valle de Aranguren) eran el emplazamiento más adecuado, abarcando una superficie de 77,49 Ha. El 24 de enero de 1989, el Gobierno de Navarra aprobó definitivamente el proyecto como plan sectorial de Incidencia Supramunicipal, declarándolo de utilidad pública e interés social.

El proyecto de construcción, contra el que los vecinos del valle desarrollaron una activa oposición, preveía una inversión global de 1.893,1 millones de pesetas, que unidos a los 414 millones presupuestados para la recogida, suponían un gasto total de 2.307,35 millones de pesetas. El sistema propuesto era mixto, vertedero controlado/reciclaje al 50%.

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    • ARGUIÑÁRIZ

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    Vertedero de Arguiñáriz

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    Recogida selectiva de basura. Propaganda

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