RESIDENCIA SECUNDARIA
RESIDENCIA SECUNDARIA
En 1960, de las 97.245 viviendas existentes, sólo 1.271 (el 1,3%) eran secundarias. En 1970, de las 131.702 viviendas censadas, 5.110 (3,88%) tenían la misma consideración. En 1981, el total de viviendas era de 178.341, correspondiendo 13.200 a las secundarias (el 7,4%).
En este último Censo, habida cuenta del enorme número de desocupadas (28.872, equivalentes al 16,18%), la tasa de función turístico-residencial o proporción de secundarias en relación con las principales se sitúa cercana al 10% (9,72%).
La distribución espacial denota la existencia de áreas especializadas en las estribaciones meridionales de las Sierras de Lapoblación, Codés, Santiago de Lóquiz, Andía, Perdón; y en las de Alaiz, Izco y Ujué, si bien, en términos absolutos, es sensiblemente mayor el número de estas residencias en los municipios grandes, sobre todo de la Ribera.
La tipología es diversificada; más del 15% son chalets (con una gran variedad de tipos); el 20% son viviendas antiguas sin restaurar. El resto corresponde a pisos y apartamentos recientemente construidos.
Los residentes proceden en un 55% de Navarra (el 45% de Pamplona). El resto, tienen su vivienda habitual en Guipúzcoa (23%), Vizcaya (10%) o en otras provincias del territorio nacional (destacando Álava), con un porcentaje poco significativo que residen en el extranjero.
Es interesante señalar como factor de incidencia en el asentamiento, el hecho de que más de la mitad de las familias que utilizan este tipo de residencias en Navarra son oriundos de la entidad de población en que se asientan.
En cuanto al nivel socioprofesional, las viviendas secundarias se han generalizado a los estratos medios y modestos de la sociedad, que alcanzan más de las tres cuartas partes de las existentes. La cuarta parte restante se distribuye (mitad y mitad) entre los segmentos medio-alto y alto.
El 90% de las familias utilizan las segundas viviendas para pasar el verano, (el 40%, exclusivamente y el 50%, tanto en el verano como en vacaciones cortas, fines de semana, etc.) El 10% restante las usan sólo esporádicamente.
La influencia que ejercen en los lugares de asentamiento puede concretarse de la siguiente forma:
Económicamente es positiva, tanto para los organismos de gestión de los Ayuntamientos o Concejos como para los particulares que poseen algún establecimiento de prestación de servicios. Esta circunstancia es particularmente constatable en las entidades de población con un alto número de viviendas secundarias en función de su tamaño.
Urbanísticamente se adecuan a la normativa existente (con excepciones aisladas) en un 95% de las entidades. No se consideran las “casetas de campo” que, en los últimos años han proliferado de forma considerable y cuyo tratamiento requiere un estudio específico.