REQUETÉ
Nombre que se dio a los pertenecientes a las unidades paramilitares carlistas y luego a estas mismas unidades. Su etimología es confusa, pero proviene de una canción popular que se cantaba en Navarra durante la 1ª guerra carlista (1833-1840) referida al nombre de los batallones navarros: “El primero Salada, / el segundo la Morena, / el tercero el Requeté / y el cuarto la Hierbabuena”. Este último debió sufrir algún descalabro en tierras llanas, porque también se cantaba: “Batallón del Requeté / no bajes a la Ribera, / no te vaya a suceder / como al de la Hierbabuena”. Avala esta opinión el testimonio del legitimista francés Anastase de Tandé, quien dice que tuvo curiosidad por conocer el significado de la palabra requeté. Los soldados del 3° de Navarra -afirma- estaban mal uniformados y cantaban alegremente: “Vamos andando, tápate/ que se te ve el … requeté”. También Sabatier dice que los vio desfilar entonando “El requeté”, la canción favorita del 3° de Navarra que ha dado nombre a este batallón. “Marchaban -añade Schwarzenberg- al compás de la danza del Requeté y entonaba sus estrofas cuando se dirigía al combate”.
El Requeté carlista renació en Navarra al poco de implantarse la II República, constituyendo organizaciones defensivas con la misión de custodiar edificios religiosos, vigilar los círculos carlistas y proteger los mítines y actos políticos tradicionalistas.
Más tarde, al encargarse el Coronel Varela de la dirección militar de la organización en toda España, ésta se amplió con vistas a una insurrección contra la República, creándose con el nombre de “Requetés” unidades similares a las compañías del ejército, como paso previo a la organización de Tercios (batallones).
El coronel Rada y el teniente coronel Utrilla fueron nombrados inspectores nacional y regional de requetés respectivamente, y Antonio Lizarza* delegado regional y pronto proliferaron requetés en todos los pueblos de la región, llegando a ser 8.400 los afiliados en vísperas del alzamiento militar del 18 de julio. Fueron ellos los que dieron vigor a las columnas que envió Mola a la conquista de Madrid y en la columna principal, la de Somosierra, formaron más de 2.000 que se distribuyeron entre las unidades militares por compañías. En ellas se difuminó el tercio de Pamplona -único organizado con anterioridad, que reaparecería en febrero de 1937 con el nombre de Tercio del Rey- y otros requetés de la provincia que darían nacimiento al Tercio de Santiago.
Requetés de Estella partieron también hacia Madrid, pero agregados a la columna de Valladolid que se dirigió al Alto de los Leones y en la que constituyeron el Tercio de Abárzuza.
Cuando por Aragón se desparramaron las columnas catalanas, hacia allí partieron los requetés navarros, que tomaron el nombre de Tercio de doña María de las Nieves y completaron los organizados en Aragón.
Las restantes fuerzas navarras, en principio minoritarias, lucharon en los propios límites provinciales, y hacia Guipúzcoa marcharon una serie de pequeñas columnas que a lo largo de la campaña se transformarían en los aguerridos tercios de requetés que sirvieron de aglutinante a las brigadas de Navarra*. Luego, lo que empezó siendo un frente secundario se transformó en principal y los requetés que nutrían las columnas navarras, aproximadamente solo una tercera parte del total de los que salieron las primeras semanas de la guerra, fueron absorbiendo el esfuerzo organizativo de la Junta Regional Carlista de Guerra hasta dar nacimiento a los Tercios de Lácar, Montejurra, Navarra, San Miguel, Lesaca, San Fermín, Roncesvalles (luego Tercio Navarro de Mola), Nuestra Señora del Camino, Radio Requeté de campaña y una serie de unidades de segunda línea agrupadas en los Tercios de San Francisco Javier, Nuestra Señora del Puy, Roncesvalles y auxiliar de Orden y Policía, que vigilaban la frontera francesa.
La guerra obligó a reconstruir y reagrupar muchas veces estas unidades y así el Tercio de Lácar absorbió los de Mola, San Fermín y Lesaca; el de Montejurra el Zumalacárregui; el de Navarra al del Rey y el de Nuestra Señora del Camino a los de San Ignacio y San Marcial, en tanto requetés navarros de los Tercios del Rey y de María de las Nieves nutrieron el de Burgos-Sangüesa y otros al riojano de Nuestra Señora de Valvanera. En resumen doce Tercios de vanguardia exclusivamente navarros, el Tercio Radio Requeté de campaña, uno de zapadores, cinco mixtos y cinco de segunda línea.
En la fase final de la guerra la recluta de voluntarios, suspendida a raíz del decreto de unificación (1937), se abrió de nuevo y renacieron los desaparecidos Tercios de María de las Nieves, San Fermín y San Marcial; el Zumalacárregui sé desglosó del de Montejurra y se desdoblaron el Nuestra Señora del Camino y el San Ignacio.