REPOBLACIÓN PISCÍCOLA
REPOBLACIÓN PISCÍCOLA
Como consecuencia del carácter social y masivo que ha adquirido la pesca fluvial en los últimos años, las poblaciones piscícolas de los ríos sufren una presión de pesca que hace difícil que se recuperen año tras año de manera natural. Para facilitar esta recuperación y satisfacer la demanda de los pescadores es necesario recurrir al mantenimiento de los recursos piscícolas mediante repoblaciones artificiales.
En Navarra, desde 1974 en que el ICONA delegó sus funciones a la Diputación, todas las repoblaciones son efectuadas por el Servicio de Montes del Gobierno, que tiene a su cargo la gestión de la pesca y los recursos piscícolas. Las especies objeto de repoblación más frecuente e intensa son aquellas que tienen una mayor demanda y sufren por tanto una mayor explotación por parte de los pescadores, aunque también se suelen repoblar otras especies por diferentes motivos.
La trucha común es la especie que más se repuebla; casi todos los ríos de la mitad norte son trucheros y año tras año se siembran de huevos y alevines de trucha. Durante los meses invernales, de enero a marzo, el Servicio de Caza y Pesca distribuye por los distintos ríos y regatas alrededor de cuatro millones de huevos embrionados que son colocados, de mil en mil, en cajas de plástico provistas de orificios cuyo diámetro impide la salida de los huevos pero sí que es franqueable por los alevines nacidos; estas cajas, llamadas Cajas Vibert, se entierran en las graveras y frezaderos de los ríos y son muy eficaces, ya que protegen a los huevos del ataque de otros peces, y permiten nascencias superiores al 95% de los huevos. Esta siembra invernal de huevos es completada en los meses estivales con la repoblación de alevines. Parte de los huevos obtenidos en las piscifactorías son cultivados en las pilas de estos establecimientos durante cuatro a seis meses, hasta el verano, período en el que los alevines nacidos alcanzan tamaños de 45 a 70 milímetros. La repoblación se realiza a lo largo de los meses de julio y agosto; el número de alevines repartido por los ríos trucheros navarros varía de unos años a otros, aunque cifras alrededor del millón y medio de truchillas pueden considerarse habituales.
Aunque las repoblaciones se basan en huevos y alevines, cada año hay unos cientos de truchas adultas de las piscifactorías que es necesario renovar, ya que su excesiva edad o falta de productividad así lo requiere. Estas truchas que se desechan, generalmente de gran tamaño, en lugar de ser sacrificadas se sueltan en los ríos y hacen las delicias de algunos pescadores que consiguen capturar ejemplares de 40-50 centímetros de longitud y 4 a 5 kilogramos de peso.
El salmón atlántico es otra especie que se repuebla en los últimos años en el río Bidasoa. Cada otoño se capturan en la estación de Vera, reproductores que son desovados y los huevos incubados en las piscifactorías de Anoz y Mugaire. El número de alevines así obtenidos es variable de un año a otro y, en general, son insuficientes para una repoblación eficaz; por ello, desde hace algunos años, se importan huevos embrionados procedentes de Escocia o de algún país del norte de Europa, que son cultivados en Navarra hasta los meses de verano, fechas en las que se sueltan los alevines, repartidos por la cuenca del río Bidasoa, tanto en el río como en las regatas afluentes. La repoblación se realiza normalmente en el curso bajo, en términos de Yanci, Echalar y Vera, aunque algunos años se ha comenzado desde el mismo Señorío de Bértiz.
Antiguamente fue utilizada como especie de repoblación la trucha americana o arco-iris, aunque hubo de ser abandonada como tal debido a su marcado carácter migrador y al escaso éxito que alcanzaba su reproducción natural, lo que obligaba a continuas siembras para mantenerla fijada en los ríos. Hoy en día sólo se utiliza para repoblar algunas lagunas del sur de Navarra, en las que los pescadores quieren disponer de trucha y la temperatura o la calidad del agua no permite la vida de la trucha fario.
Aunque en menor medida y nunca de forma sistemática, también se realizan repoblaciones con algunas otras especies distintas de los salmónidos. La anguila, frecuente hace años en los ríos de la cuenca del Ebro, es hoy en día una especie que estaría abocada a desaparecer si no fuese por las repoblaciones que suelen realizarse con angulas, tanto en los ríos como en las lagunas de la Ribera. También otras especies como la carpa, la tenca, el lucio y la perca americana han sido repobladas en los ríos, lagunas y pantanos de Navarra.