PESTE
PESTE
Enfermedad contagiosa y grave, causa de gran mortandad. La peste por antonomasia o Gran Peste fue la que a partir del Extremo Oriente, donde era endémica, se extendió a Europa en 1348, al parecer por medio de un barco genovés que había recalado en Crimea. Era transmitida por las ratas, de las cuales pasaba a las personas por intermedio de las pulgas. De las tres formas en que se solía presentar simultáneamente -bubónica, pulmonar y septicémica-, parece que la más difundida en España en aquella ocasión fue la bubónica, así llamada por los bubones o inflamaciones de los ganglios linfáticos que se manifestaba en las ingles y las axilas.
Desde las costas levantinas de la Península el contagio se extendió hacia el interior en cuestión de pocas semanas, y afectó a Navarra a partir de junio del mismo año 1348. Su incidencia se vio favorecida probablemente por la indefensión fisiológica de la población, afectada por unos años de hambres. Las pérdidas humanas se calcula que fueron muy elevadas, en torno a un 50%. Las oleadas pestíferas se repitieron con terrorífica regularidad cada diez o quince años, hasta mediados del siglo XV. En esta larga serie las más virulentas se registraron en 1362-1363 y 1400-1402. Quienes lograban sobrevivir a uno de estos ataques epidémicos quedaban relativamente inmunizados ante los sucesivos brotes, por lo que el de 1362 se ensañó especialmente entre los niños, que no habían conocido el anterior. Sus notables estragos entre la población se reflejan en la notable disminución de los ingresos de la Corona en los años inmediatos a cada epidemia, lo cual contribuye a explicar los “quebrantamientos” de la moneda a que, entre otros expedientes, recurrió Carlos II para compensar sus penurias financieras.