PANIFICADOS
PANIFICADOS
Palabra con la que se designa en algunas partes de Navarra a las tierras que se dedican al cultivo de cereales panificables y principalmente al trigo. Las Ordenanzas del Valle de Roncal se refieren a ellos en varios artículos, y particularmente les dedica los comprendidos en el capítulo IX.
Era costumbre en muchos pueblos -también en los roncaleses, salvo Burgui- el ordenar el cultivo de plantas anuales en dos hojas, añadas o manos comunitarias o colectivas, una dedicada a sembradío y otra dejada en barbecho o parcialmente cubierta por plantas leguminosas y patata. Sólo Isaba y Uztárroz estaban dispensados, si lo querían, de “guardar la alternativa de añada u hoja” y facultados para sembrar y resembrar las heredades de sus términos consecutivamente. Además, quienes tuvieran propiedades dentro de los límites de los panificados podían reservar en el año en que les correspondía la sementera alguno o algunos trozos de terreno aptos para criar hierba segable, los cuales habían de señalarse para que no fueran “pasturados” por los ganados, poniendo en los ángulos o en todo el perímetro cruces de palo de uno o dos metros de altura hincadas en el suelo.
Los panificados quedaban vedados cada año desde el 1 de noviembre hasta el 24 de agosto, es decir, desde la siembra hasta el final de la recolección; únicamente cuando se habían “alzado las mieses”, cuando no quedaba ni un haz en los campos, podía el ganado entrar a pastar los rastrojos. Si un propietario, haciendo uso de lo que las leyes disponen a estos efectos, quería “guardar las rastrojas”, estaba obligado a hincar en los ángulos de los campos, como señales, estacas de uno a dos metros de altura que llevan atadas en las puntas superiores un manojo de mies. Por supuesto, cada propietario podía “pasturar sus ganados de labor y de carga, y no otros, en las rastro eras y hierbas de sus campos, pero no en los ajenos”, y “durante el tiempo de la siembra, barbecho, trilla y recolección de frutos los ganados de labor y de carga podrán pasturar los panificados, entre sembrados y rastrojas, pero con pastor que los custodie o atados con cuerdas de manera que no puedan causar daños”.