OSCÁRIZ, LOS
OSCÁRIZ, Los
Familia de pintores, vecinos de Pamplona, que mantuvieron activo el taller familiar durante casi tres cuartas partes del siglo XVI. El fundador de la dinastía que el pintor Menaut de Oscáriz, que estuvo casado con María Juana de Boya con la que tuvo ocho hijos, el mayor de los cuales, Ramón de Oscáriz (1557) heredó el taller y lo hizo prosperar; consiguió para sí el título de Rey de Armas (1557), que le proporcionó prestigio personal y social. A ello contribuyeron también los dos matrimonios del pintor con mujeres acomodadas, Juana de Verrio y Magdalena de Aria, que aportaron sustanciosas dotes, aunque la peste le hizo perder todos sus bienes muebles. Realizó probablemente el Libro de Armería encargado por Felipe II en 1572. También una de las hijas de Menaut, Catalina de Oscáriz era pintora, colaborando en las labores del taller, y casó con el escribano Pedro de Alzo. El hijo de ambos, Pedro de Alzo y Oscáriz sería el continuador del taller a la muerte de su tío Ramón sin descendencia. De 1529 data la primera noticia documental referida a Menaut, quien en esa fecha tasó el retablo de Obanos en compañía de Juan del Bosque, Rey de Armas y pintor vecino de Pamplona, con quien el primer Oscáriz muestra evidentes relaciones de estilo. Ello hace pensar si no en una formación de este pintor junto a del Bosque, sí por lo menos en una colaboración de ambos. Otros pintores colaboraron en el taller de los Oscáriz, entre ellos Juan de Goñi y Miguel Tomás de Carcastillo, yerno de Menaut, y Miguel de Lecároz que se había formado en Valencia.
Se conoce una amplia obra del primer Oscáriz en la que destacan los retablos pintados de Echarren, Urrizola, Lizasoain y Eguiarreta (Araquil). Estos dos últimos pasaron a Ramón, quien los terminó. El de Eguiarreta está documentado entre 1551-1553 y pasa por ser una de las obras más representativas del pintor. A Ramón se le debe también la pintura del retablo de Izoz, así como la policromía del retablo de San José de la catedral de Pamplona, perteneciente al gremio de carpinteros. Para entonces había realizado el retablo de Aguinaga, que fue tasado en cuatrocientos cincuenta y seis ducados; el de Igal, del que se conservan algunas tablas y el de Sarriguren, del que procede una buena talla de Santa Águeda. Finalmente el retablo de Berriosuso, comenzado por Ramón, fue terminado por Pedro de Alzo y Oscáriz, quien se encargó además de tasar algunas obras de su tío, pero no pudo retener para sí el título de Rey de Armas ni fue capaz de mantener el nivel del taller, que inició entonces su decadencia. A este último miembro de la familia, que no tuvo descendencia directa, se le documentan obras de dorado y estofado del retablo de la Cofradía del Rosario de Pamplona y del retablo de Ilundáin.
Resulta más fácil definir el estilo del taller de los Oscáriz que intentar delimitar las distintas personalidades de sus miembros, ya que de otra parte participaban en las mismas obras padres e hijos. La pintura de los Oscáriz se desenvuelve dentro del manierismo imperante en la época y se plasma en la monumentalidad de la figura de canon alargado que se inspira en modelos italianizantes y más concretamente rafaelescos. Alguna de sus iconografías como la Oración del Huerto o el Prendimiento son iguales a las utilizadas en el Romanismo escultórico, pero en cambio otras están inspiradas en grabados flamencos y alemanes especialmente de Durero. Es su estilo un tanto ecléctico.