OLAS DE CALOR Y FRÍO
OLAS DE CALOR Y FRÍO
El ritmo normal de la temperatura a lo largo del año presenta las alteraciones propias de los tipos de tiempo que se suceden. Cuando estas alteraciones generan incrementos o retrocesos térmicos muy por encima o por debajo de los valores normales de la época en que acontecen, se habla de olas de calor o de frío.
Las primeras suelen darse durante la época cálida y son debidas a la llegada de masas de aire subtropicales húmedas, generalmente asociadas al anticiclón de Azores, o de tipo subtropical secas (desérticas), cuando son empujadas por las bajas presiones de carácter térmico formadas sobre el Sáhara. Cuando estas situaciones tienen lugar en primavera o en otoño el aumento térmico es menos espectacular y dan lugar a los conocidos “veranillos”.
La situación típica que produce olas de calor en verano deriva de la presencia del anticiclón de las Azores extendido en forma de cuña sobre Europa occidental, al mismo tiempo que en el norte de África hay un mínimo de presión que absorbe vientos muy cálidos y secos de origen sahariano. La visibilidad suele ser bastante reducida, debido a las partículas de polvo que el aire lleva incorporadas. La humedad relativa puede quedar por debajo del 20% y las temperaturas experimentan un fuerte incremento durante varios días. Tal es el caso del 30 de julio de 1975, 17 de julio de 1978, etc. En el primer ejemplo se registraron temperaturas superiores a 33°C en toda Navarra, e incluso superiores a 40°C en la mitad sur, con mínimas iguales o superiores a 19°C. En Santesteban la máxima y la mínima fueron de 34 y 18°C, respectivamente; en Remendía se alcanzaron los 33 y 14°C; en Pamplona 36 y 20°C; en Caparroso 43 y 23°C y en Tudela 37 y 21°C. Dichos valores, unido a las bajas humedades relativas, producen fuertes desequilibrios fisiológicos en las plantas, con las consiguientes pérdidas en sus rendimientos. Pueden quemar las hojas y resecar los suelos, debido a las fuertes evaporaciones que provocan. Normalmente, estas situaciones de agobiante calor suelen desembocar en tormentas cuando llega aire frío a los niveles altos de la atmósfera. Se produce inestabilidad a la vez que movimientos verticales a gran escala, que se resuelven en intensos chubascos que refrescan la atmósfera.
Aunque menos frecuentes e intensas, también se dan olas de calor asociadas a vientos del noreste que empujan masas de aire continentales, cálidas y secas en verano. Antes de alcanzar Navarra tienen que rebasar los Pirineos y de ahí que, por efecto foehn, se calienten y resequen todavía más. Las olas de frío invernales están casi siempre provocadas por aire ártico continental empujado por potentes anticiclones centrados sobre Europa central y septentrional. Durante los meses de enero y febrero, el aire acumulado sobre las frías tierras próximas al polo puede alcanzar nuestras latitudes a través de una situación sinóptica constituida por un centro de bajas presiones situado sobre el Mediterráneo occidental y un anticiclón en la zona escandinava. La masa de aire frío empujada por las altas presiones es canalizada a través del continente, a la vez que atraída por el centro de la borrasca que le ayuda a rebasar los Pirineos. Una vez alcanzada nuestra zona, puede quedar represado en depresiones locales y, por supuesto, en el conjunto de la depresión que constituye el Valle del Ebro. Tal situación puede permanecer estacionaria durante varios días, durante los cuales da la impresión de disgregarse la situación durante el día y de regenerarse a lo largo de la noche. Por tratarse de un aire muy seco y transparente, durante el día la radiación solar pasa a través de él y provoca un ligero aumento de las temperaturas, pero por la noche vuelve a enfriarse por irradiación con la consiguiente regeneración de la masa fría. Tal fue el día 3 de febrero de 1956, la segunda decena de enero de 1985, etc. En el primer ejemplo ningún observatorio de Navarra superó los 0°C de máxima y con mínimas de hasta -18°C. En Santesteban fueron -2 y -12°C, respectivamente; -5 y -18°C en Remendía; -0,5 y -15°C en Pamplona; -3 y -11°C en Olite y Caparroso y -3 y -6°C en Tudela. Otra penetración típica de aire frío, aunque menos intensa que la provocada por el aire ártico continental, es la que va asociada a situaciones de norte debido a anticiclones centrados al oeste de Islandia, alargados de norte a sur. Los vientos son ligeramente más húmedos en sus niveles bajos, debido a su posible origen y trayectoria más o menos marítima. Suelen provocar copiosas nevadas en los Pirineos y en los sistemas montañosos de la mitad norte de Navarra, mientras que en la mitad sur predominan vientos racheados que impiden la formación de nubosidad, a la vez que amortiguan ligeramente los descensos térmicos.