NAPARTARRA
NAPARTARRA
Primer semanario nacionalista vasco de Pamplona, aparecido el 8 de enero de 1911. Tenía su sede en el Centro Vasco, instalado el año anterior en la plazuela de San José. Entre los inspiradores del primer momento estaban las personalidades más destacadas del nacionalismo en Pamplona: Estanislao Aranzadi, Serapio Esparza, Daniel Irujo Urra, Antonio Irurzun y Joaquín San Julián. Este último parece ser que fue el que siguió más de cerca la vida del periódico. El cargo de director recayó en José Zalba, colaborador de “Diario de Navarra” años antes. A imitación de los semanarios nacionalistas que difundían similares planteamientos en Vizcaya, Guipúzcoa y Álava, la publicación navarra se dedicó a una intensa campaña a favor de las tesis del nacionalismo vasco. El lema del periódico era el conocido Jaun-Goikoa eta Lege-Zarra: Dios y Leyes Viejas. Aparecía escrito en castellano y también incluía artículos en euskera, aunque en menor proporción. El contenido era escasamente informativo. Junto al editorial, cada número contenía unas diez o doce colaboraciones en las cuales se hacía una defensa de la cultura vasca y los principios nacionalistas, sin tener una relación directa con la actualidad. Era habitual encontrar en sus páginas la reproducción de las conferencias pronunciadas en el Centro Vasco pamplonés.
El nacimiento de “Napartarra” trajo consigo un cierto revuelo. En primer lugar, produjo extrañeza la grafía de algunas palabras, escritas de forma “euskerizada”. Por otro lado, el tono agresivo y nada contemporizador le enfrentó con otras publicaciones, no con “Diario de Navarra*” que le dispensó una buena acogida, pues no en balde Antonio Irurzun era uno de los accionistas de la sociedad propietaria del Diario. La polémica surgió con el diario carlista “El Pensamiento Navarro”, que no compartía la tesis sobre los fueros que propugnaban los que denominaba “carlistas de nuevo cuño”. Los años diez fueron testigos de los enfrentamientos -algunos con violencia física- entre nacionalistas y carlistas, por lo que las puganas periodísticas no eran más que una parte del todo. Con todo esto, “Napartarra” no tuvo una tirada superior a los 3.000 ejemplares y, por otro lado, no consiguió apenas publicidad. En casi todos sus números no aparecen más anuncios que la edición de algún libro de Sabino Arana u otro estudioso vasco o de alguna otra publicación nacionalista, como revistas o folletos. En suma, desde el punto de vista informativo, respondía a las necesidades de extender el credo napartarra en toda la provincia.