MITOS
Patrimonio de todas las culturas desde la prehistoria ha sido la capacidad creadora de mitos: dioses, héroes, fuerzas cósmicas y alegorías, que constituyen el fantástico mundo de la mitología. Se desconoce la personalidad de divinidades vasconas como Selatse y Lacubegis.
Cosmogonías fundamentales
Mitos relacionados con los orígenes y fuerzas de la Naturaleza; en ellos predomina lo ritual y pueden pertenecer a la época más arcaica. Tal es el “mito del eterno retorno a los orígenes”, del constante y renovado reiniciar, que nada tiene que ver con el concepto de historia irreversible. Ha quedado plasmado en los ritos de Año Nuevo, con la quema del viejo y la recogida del agua nueva, que representa un primitivo mito conceptual del tiempo renovado. Lo es también la representación de la omnipotente fuerza del Sol regenerador, el fuego, la hoguera hogareña del solsticio del invierno y las callejeras de la noche de San Juan. Al sol, fuente originante de luz, calor y vida, hicieron ofrendas las gentes. De su poder, representado en las hogueras nocturnas y en las aguas lustrales del amanecer, esperaban confiadamente las gentes la purificación de la sangre y la liberación de enfermedades. Mito de la renovación y la regeneración de la naturaleza y del hombre.
Personajes míticos
Héroes o semidioses de forma humana en cuyas actuaciones quedaron reflejadas de algún modo viejas concepciones sobre el cosmos y determinados valores humanos. Los más destacables son:
Basajáun (Señor de los bosques). Personaje mitológico, descrito como un ser monstruoso de apariencia humana, cubierto el cuerpo con lana o vello, las uñas largas, duras y afiladas, ágil como un corzo, de fuerza descomunal y voz aterradora; el sonar de sus pisadas estremece. Usa como makila o cayado un roble. Habita en lo más profundo de los bosques con su mujer. “Basandere”. Representa la misteriosa espesura de los impenetrables bosques primigenios.
Gentiles. Seres gigantescos y de fuerza inmensa, pero ingenuos y bondadosos. Pertenecieron a una raza de pastores trashumantes. Una nube luminosa, aparecida sobre Aralar, anunció el nacimiento de “Kismi” (mono), como llamaban a Cristo. Supuso el principio del fin de la raza. Sus hazañas perduran en la memoria de los montañeses, como si hubieran existido en un pasado próximo, apenas separado por unas generaciones. El mito parece encarnar la veneración de un Pueblo a sus antepasados y el triunfo de la nueva religión.
Herensuge (Dragón). Los dragones han formado parte de nuestra mitología, como en la de otros muchos. Moradores en las cuevas de Aralar y Urbasa, se alimentaban con carne humana, preferentemente de doncellas hermosas cuya ofrenda diaria o periódica exigían a los pueblos. Hasta que surgía un libertador, mozo enamorado o anciana consejera, y el monstruo era vencido. Las series legendarias sobre Teodosio de Goñi y la muerte del dragón aralarense recuerdan el mito bíblico de la victoria del Arcángel Miguel sobre el demonio.
Mari. Mujer bellísima que habita en los abismos de la tierra, rodeada de ajuar y enseres de oro macizo. Es capaz de transformarse en animal o en bola incandescente de fuego, y de cruzar el cielo como un meteoro. Poderosa como una bruja, también recibe el nombre de “la Dama”. Nadie puede acercarse a su morada sin sufrir castigo. Desata vientos, promueve tempestades, hace llover y nevar, es dueña del cielo. Mito del poder de las fuerzas naturales.
Héroes culturizadores
Forman el tercer grupo de mitos, algunos que intentan explicar los orígenes de ciertos productos y técnicas; son los más intranscendentes y modernos, y a él pertenecen los relatos sobre captura y dominio de fieras, entre otros.
Bibliografía
J.M. Satrústegui, Mitos y creencias (San Sebastián, 1980).