LIZARRAGA, JOAQUÍN DE
LIZARRAGA, Joaquín de
(Elcano, 17.9.1748 – 20.1.1835). Sacerdote y escritor navarro. Transcurrida la niñez en su casa nativa, llamada Migelena, a los doce años se matriculó en el colegio de la Anunciada de Pamplona, regentado por los jesuitas. Permaneció en este centro durante tres cursos, entre 1760 y 1763, en que dio fin con éxito a la primera formación humanística, según la Ratio Studiorum de la Compañía. Dos años más tarde, el 15 de mayo de 1765, ingresó en el noviciado jesuítico de Villagarcía de Campos, en donde funcionaba además un colegio de gramática y humanidades dirigido por la Compañía.
La preparación intelectual de Lizarraga hizo que al iniciar su segundo año de noviciado, cuando contaba diez y ocho años de edad, fuese nombrado profesor de uno de los cursos del colegio. Pero el 3 de abril de 1767, antes de acabar el curso académico, tuvo que emprender el camino del destierro por razón del extrañamiento de la Compañía de todos los dominios de Carlos III. Tras penosas jornadas de camino por tierras castellanas, el 21 de abril decidió regresar a su casa nativa. Después de cursar los estudios eclesiásticos, en septiembre de 1771 fue ordenado sacerdote por J. L. Irigoyen y Durati en la iglesia parroquial de Santa María de San Sebastián y seguidamente comenzó a ejercer el ministerio en su pueblo natal de Elcano como vicario interino. El 8 de noviembre de 1773 fue nombrado vicario titular del mismo lugar, en donde desempeñó su actividad pastoral por espacio de sesenta y tres años. Murió tras breve tiempo de enfermedad y fue enterrado en el interior del templo parroquial de Elcano.
El principal interés de su obra radica en que está escrita en el vascuence propio de zona de Pamplona, hoy prácticamente desaparecido, perteneciente al dialecto altonavarro meridional. Es el más fecundo testigo de este dialecto que, a principios del siglo XIX, era el de mayor extensión, según el príncipe L. L. Bonaparte. Su copiosa obra está recogida en trece apretados volúmenes manuscritos de distinto tamaño y extensión, que suman alrededor de cinco mil folios y se conservan actualmente en el Archivo General de Navarra, en la Biblioteca del Seminario Diocesano de Pamplona y en los conventos capuchinos de Lecároz y Fuenterrabía. Se dice que Lizarraga destaca en la Navarra del siglo XVIII como un gigante solitario, por ser el único escritor de relieve que escribió en vascuence.
La temática de su obra, de carácter religioso, es fiel reflejo del ministerio sacerdotal que al autor desempeñó entre 1771 y 1835. La tarea de la predicación y de la instrucción catequética configuró su dilatada vida y toda su actividad pastoral. Dos siglos antes el concilio de Trento había proclamado la importancia capital y la obligación de la predicación y los obispos de Pamplona no cesaban de urgir su cumplimiento. Lizarraga, que con frecuencia alude al mandato de Trento, se propuso desde el principio desempeñar con rigor este ministerio. Con este fin elaboró personalmente los sermones, los escribió íntegramente y se esforzó por adaptar el lenguaje a la capacidad intelectual y al nivel cultural de un auditorio rural, que habitualmente se expresaba en euskera.
Esta labor quedó plasmada en sus escritos, cuyo contenido se puede clasificar en cuatro apartados: predicación homilética, instrucción catequética, obra hagiográfica y producción poética. La predicación homilética comprende el comentario de los textos bíblicos de la liturgia dominical y su aplicación moral y espiritual a la vida cristiana. El más extenso de los apartados es el que corresponde a la instrucción catequética o explicación de la doctrina cristiana, distribuida según las cuatro partes del Catecismo Romano de Pío V: credo, sacramentos, mandamientos y oración. La obra hagiográfica comprende breves biografías de Santos, alrededor de doscientas en total, que el autor compuso para proponer modelos concretos de vida cristiana. La parte más sorprendente de su obra es tal vez la producción poética que, en forma de coplas, suma más de trece mil versos.
A estos cuatro apartados hay que añadir su obra de traducción de no pocos textos bíblicos y, en concreto, la versión del evangelio de San Juan. Al menos cinco de sus manuscritos van precedidos de un prólogo personal.
Su obra permaneció inédita hasta 1846, en que uno de sus manuscritos, previamente adaptado al dialecto guipuzcoano, fue impreso en San Sebastián (Urteco igande guztietaraco platicac…). Más tarde, en 1868, el príncipe Bonaparte imprimió en Londres una parte de sus coplas (Jesus. Copla guisa batzuc…), así como también la versión del evangelio de San Juan (Jesucristoren evangelio sandua Juanec dacarran guisara…). Algunos otros manuscritos han sido publicados en estos últimos años (Doctrina christioaren cathechima, Koplack, Ongui laguntzeco itzgaiac, etc). Sin embargo, la mayor parte de ellos no han visto todavía la luz pública.
Toda esta producción tiene un inestimable valor lingüístico, para el conocimiento de una variedad extinta del dialecto vasco peor conocido hasta ahora. El primero que estimó y dio a conocer este valor de los escritos de Lizarraga fue Bonaparte, quien con particular ahínco estudió en ellos el cuadro del verbo. Posteriormente Azkue recogió en su magna obra algunas de sus características lexicográficas y morfológicas. Fueron también meritorios los estudios de D. de Inza y A. Irigaray. Recientemente F. Ondarra ha publicado una síntesis de sus peculiaridades gramaticales.
Además del dominio del idioma, de la corrección ortográfica y de la meticulosa representación gráfica del acento, es de destacar en la obra de Lizarraga el alto nivel de su sensibilidad y conocimientos humanista y teológicos. La razón de esta formación, que supera con creces a la que los sacerdotes rurales de la época tenían comúnmente, se encuentra en buena medida en su vinculación a dos prestigiosos centros de la Compañía de Jesús.
Bibliografía
A. Irigaray, Lizarraga Elkanokoa, “Euskera”, 4 (1959), p. 119-126. F. Ondarra, Producción literaria de Joaquín Lizarraga (1748-1835)”, “” 4 (1972), p. 265-281. J. Apecechea Perurena, Joaquín de Lizarraga (1748-1835) – Un escritor navarro en euskara (Pamplona, 1978). P. Iraizoz, Vocabulario y fraseología de Joaquín Lizarraga, “” 10 (1978) p.245-297 y 461-486 ID., “” 11 (1979), p. 121-162 y 303-332.