LAGUARDIA
LAGUARDIA
Villa de la actual provincia de Álava. Su comarca debió de incorporarse al reino de Pamplona en tiempos de Sancho Garcés I junto con la plataforma territorial que facilitó la conquista de Nájera (922). Frustrado mucho después (1162-1163) el intento de reinserción del espacio riojano-mirandés en la monarquía navarra, Sancho VI el Sabio convirtió el lugar en centro del cinturón de vanguardia que defendía los accesos de Álava y de las tierras de Estella. Lo instituyó para ello en un núcleo de atracción de pobladores, dotado de un estatuto de franquicia derivado de fuero de Logroño (1164).
De su extenso término originario se segregaron pronto los de San Vicente de la Sonsierra (1172) y Labraza (1196), villas reordenadas a su vez conforme al mismo modelo foral. Éste se extendió también a Bernedo y Antoñana (1182), Inzura (1201), La Burunda (1208) y, finalmente, Genevilla (1279). Asentada acaso la nueva villa sobre una aldea preexistente, su nombre sugiere una función militar como atalaya y puesto de vigilancia. Configuró en efecto desde el principio una “tenencia” regida desde su reducto castral. Desde mediados del siglo XIII formó parte de la merindad sin perjuicio del ámbito de competencias judiciales de su propio alcalde. Su comunidad de aldeas comprendió Baños, Berberana, Cripán, Elciego, Elvillar, Esquide, Lanciego, La Puebla, Leza, Moreda, Murriarte, Navaridas de Suso y de Yuso, Oyón, Páganos, Pazuengos, Quintana, Quintanilla, Samaniego, San Millán, Villabuena, Viñaspre y Yécora. Como “buena villa” envió sus representantes a la “Corte general” en el siglo XIII y tuvo luego asiento fijo en el brazo de Universidades de las Cortes del reino. Aunque francos, libres e ingenuos, los vecinos debían abonar al fisco regio el censo anual de un sueldo por cada casa en concepto de “fosadera”. Este gravamen suponía en 1280, por ejemplo, la cuantía global de 720 sueldos, 600 en 1368 y 320 en 1427. Las cifras sugieren un acusado declive demográfico, confirmado por los datos de los “Libros de Fuegos”: 309 familias en 1350, 280 en 1366 y 173 en 1427, excluidas en todo caso las aldeas. Su judería albergaba 25 familias en 1366. Los pobladores obtuvieron en 1337 la exención de peajes, en atención probablemente al emplazamiento fronterizo de la villa. Reivindicada ya en 1373 por Enrique II de Castilla, estuvo en manos castellanas desde las hostilidades de 1430 hasta la paz de Toledo (1430). Rendida luego ante Enrique IV (1461), la sentencia arbitral de Bayona (23 abril 1463) la separó definitivamente del reino de Navarra. Poco después (1491) quedó inscrita en las hermandades y provincia de Álava.