LACTANCIA
LACTANCIA
Período de la vida en la que el recién nacido mama. Tras el parto*, la terapéutica popular navarra se ocupaba más del niño que de la propia madre, cuyos problemas se circunscribían a los derivados de la carencia o un exceso de leche y del endurecimiento de las glándulas mamarias (mastitis*).
Para las madres de Urdiáin, el mejor remedio para aumentar el flujo de leche no era otro que una buena alimentación, de la que carecían, mientras que el exceso de secreción no se podía remediar sino mediante la extracción (mamón*). Para quitar el pecho a una criatura recurrían a embadurnar las mamas con sustancias desagradables (pimentón, pimienta picante, queso amargo, excremento de perro o ave de corral, etc.). Los desarreglos que padecían los lactantes se achacaban a la “mala leche de la madre” por causa del trabajo agotador que se veían obligadas a realizar en el campo durante la lactancia, motivo por el cual quizá se aficionasen a la bebida en demasía. Este vicio se corregía dándoles de beber “sangre de cirina” o serpiente “ciega”, conocida también por ziraun, zirau, subeitsu y subezibin.
La lactancia estaba relacionada con la leyenda de la serpiente que suplantaba al niño para alimentarse de la leche de la madre con extrema suavidad, mientras introducía su cola en la boca de aquél para que no llorase. La serpiente solía acudir a mamar de noche o a la hora del reposo. La presencia del reptil se intuía por la debilidad que presentaba la criatura y se detectaba espolvoreando el suelo con harina, ceniza o serrín. Para acabar con ella, en Valcarlos grabaron en cuatro sillares de los cuatro ángulos de una casa el lema “Adán y Eva”. Cuentan que en Urdiáin nació un niño con la serpiente enroscada al cuello, y aseguran que el padre se dio cuenta del momento en que el reptil se introdujo por la vagina de su mujer durante un descanso de pocos días antes del parto.
Bibliografía
J.M. Satrústegui, Medicina popular vasca y ginecología, “” (Pamplona, 1977); Medicina popular y primera infancia, “” (Pamplona, 1978).