LA VOZ DE NAVARRA
LA VOZ DE NAVARRA
Primer diario nacionalista en Navarra, creado en 1923. La presencia de los nacionalistas en la prensa se remonta a 1911 con la aparición del semanario “Navarra”* y a 1919 cuando trataron de acercarse al diario liberal “El Pueblo Navarro“* para utilizarlo como plataforma de sus ideas.
Estaba respaldado por tres sociedades anónimas, cada una de ellas con un objeto social distinto. Por un lado, estaba Jaurquízar S.A., propietaria del edificio en que iba a establecerse el periódico y que se había creado en 1912 sobre todo para poder trasladar allí la sede del Centro Vasco; Tipográfica Navarra S.A., se dedicaba a la explotación de las industrias relacionadas con el arte de imprimir; y La Publicidad S.A., a la publicación de “La Voz”. Esta configuración empresarial, novedosa en el ámbito navarro, pudo provenir de un intento de imitar al periódico nacionalista más importante, “Euzkadi”, aunque también puede explicarse por la falta de medios económicos, pues las tres sociedades se apoyaban entre sí y cada una por separado podía allegar más dinero que juntas.
El 4 de marzo de 1923, salió a la calle por primera vez, en Pamplona. El ideario se había definido antes, en los estatutos de La Publicidad S.A., en los cuales se decía que sería “un periódico diario, principalmente informativo e instructivo, independiente de toda filiación o disciplina política y que se dedicará a la información y defensa del derecho y de los intereses morales y materiales de Navarra”. Más adelante añadía: “Aun cuando no sea objetivo ni misión de este periódico la propaganda religiosa, “La Voz de Navarra” se atemperará estrictamente a las enseñanzas y disposiciones de la Iglesia Católica y secundará sus indicaciones sin tomar la iniciativa en tan excelsas materias y sin alardes innecesarios”.
Con tales planteamientos comenzó a editarse en unos momentos de grave deterioro político, que dio lugar a la Dictadura de Primo de Rivera, etapa en la cual pasó varias crisis de diferente origen. Por un lado, el diario tuvo serias dificultades a causa de la censura, pues, al protestar por esta imposición, fue suspendido y multado en 1926 y 1928, en ello influyó el recelo con que las autoridades miraban a un periódico que calificaban de “separatista”. Además, suscitado un problema laboral en talleres, tuvo que soportar una huelga de dos semanas en agosto de 1927. A pesar de todo ello, “La Voz” se convirtió en el segundo de Pamplona, con una tirada de cinco mil quinientos ejemplares iniciales; este hecho muestra que el periódico fue bien aceptado, por su carácter informativo y moderno. En tal puesto se mantuvo hasta 1936, siempre por debajo de “Diario de Navarra”, con el que mantuvo frecuentes polémicas; tal vez las más destacables fueron con ocasión del Convenio Económico de 1927, el Estatuto de Estella y las candidaturas electorales en la República.
Se mostró ferviente defensor de las tesis nacionalistas, con una concepción propia del régimen foral, y, a pesar de su neto carácter católico, no sufrió tanto las consecuencias como sus colegas: en los años de la República fue el único diario que no resultó suspendido. Aparecieron en sus páginas escritos en euskera, fundamentalmente colaboraciones. Su inequívoca vinculación con el nacionalismo hizo que se cerrase el 18 de julio de 1936 al ser incautado por los falangistas y con él crearon su “Arriba España“*.