JERARQUÍA URBANA
JERARQUÍA URBANA
Navarra, pese a su relativamente pequeña dimensión territorial, posee un sistema de ciudades jerarquizado y con una adecuada distribución espacial. La morfología muestra una clara diferencia entre la mitad septentrional y la zona Sur. En aquélla se pueden distinguir, hasta cinco niveles, que en la Ribera se reducen básicamente a tres. Ello se debe a un conjunto de factores concatenados -topografía, actividades económicas, origen del poblamiento- manifestados en los diferentes tipos de asentamientos. El Norte presenta un sistema de jerarquización completa desde las unidades menores -aldeas- hasta las pequeñas ciudades, con una variada gama de peldaños intermedios. En cambio, en la Ribera, el mayor tamaño de los pueblos reduce el escalonamiento jerárquico y simplifica las dependencias. La Navarra Media, presenta una transición entre ambos tipos, con un predominio del primero en los valles septentrionales y occidentales y del segundo en los municipios meridionales.
Frente a esta organización de la red de base, la jerarquización de los niveles superiores, en otro tiempo armoniosa y equilibrada, se ha ido transformando en una distribución tendente a la primacía, debido al incremento de las distancias demográfica y funcional entre la capital y la segunda ciudad navarra, Tudela. Así, si la primera en 1900 era de 3.0, en 1986 alcanzó un valor de 7.2 (si se cuantifica su área metropolitana el desequilibrio alcanza un valor de 9.7), y la segunda si en 1950 era 4.7 veces mayor, en 1973 se situaba en 6.2 y ha seguido en aumento. Este hecho es el resultado de la distinta incidencia de los procesos de industrialización primero y de terciarización después entre las dos ciudades.
Como resultado de los procesos y reajustes del sistema de ciudades, la jerarquía urbana queda organizada básicamente en cuatro tipos de centros. En el primer nivel Pamplona, una típica ciudad media especializada que se ha consolidado como centro regional, y en la que radican las funciones más importantes; es el foco organizador del espacio regional y el que integra el sistema navarro en el nacional a través de sus funciones más cualificadas (universitaria, sanitaria e industrial). En un segundo nivel jerárquico se sitúan las pequeñas ciudades navarras que, equilibrando el sistema, constituyen el enlace entre Pamplona y los niveles inferiores; son además los centros que organizan espacios subregionales. Forman este grupo Tudela, Estella y Tafalla. El tercer nivel, el de los centros intermedios está formado por Alsasua, Sangüesa, San Adrián, Elizondo, Lodosa, Corella, Cintruénigo, Peralta y Santesteban. Aunque no tienen un carácter específicamente urbano, tampoco son pueblos rurales por su cualificación funcional. Unos fueron ciudades y están en retroceso (Sangüesa, Corella), otros son centros activos industrializados de reciente consolidación (Alsasua y San Adrián), un tercer grupo posee este nivel por su envergadura interna pero no organizan áreas de atracción (Corella, Cintruénigo, Peralta) y dos de ellos -Elizondo y Santesteban- aunque han perdido centralidad siguen organizando extensas áreas en relación con el tipo de poblamiento de la zona.
El nivel cuarto está formado por centros que históricamente realizaron una función más relevante (Viana, Puente la Reina, Aoiz, Echarri-Aranaz) o por asentamientos industrializados (Leiza, Lesaca, Vera, Irurzun) y grandes pueblos como Carcastillo y Marcilla.
Podrían diferenciarse todavía dos niveles inferiores, pero su dinámica dentro del sistema jerárquico queda generalmente reducida a su propio funcionamiento.