IRIGARAY IRIGARAY, ÁNGEL
IRIGARAY IRIGARAY, Ángel
(Vera de Bidasoa 1.3.1899-San Sebastián, 28.11.1983). Médico, escritor y académico de la Lengua Vasca. Hijo de Fermín Irigaray Goizueta*. Vivió hasta los 15 años en Irurita (Baztán) y estudió en Lekaroz; después cursó medicina en Zaragoza y Barcelona y realizó cursos de postgraduado en París y Friburgo (Alemania). Ejerció en Pamplona y en 1937 fue destituido por motivos políticos de su puesto en la Beneficencia Municipal. En 1942 logró la plaza de médico de Fuenterrabía, a donde se trasladó a vivir en 1943. Posteriormente comenzó a trabajar en San Sebastián, a donde se trasladó en 1945. En 1962 (al revocar en 1952 el Ayuntamiento de Pamplona el acuerdo de 1937) comenzó también a ejercer en Pamplona, repartiendo desde entonces su estancia entre las dos capitales.
Inmerso en el movimiento literario y cultural euskerista, socio activo de sociedades como “Euskeraren Adiskideak”, “Sociedad de Estudios Vascos”, etc, comenzó a colaborar en diversas revistas literarias (, Gure Herria, Yakintza, etc), interesándose desde entonces por el estudio de la geografía lingüística del euskera, sobre todo en Navarra. Académico correspondiente de la Academia de la Lengua Vasca (1929) y numerario, por Navarra (1941), fue vocal del Seminario Julio de Urquijo de la Diputación de Guipúzcoa (1954), en cuyo seno se desarrolló un movimiento literario importante. Desde 1953, compartió la dirección de la revista “Egan”, suplemento literario en vascuence del Boletín de la RSVAP, donde colaboró asiduamente. También lo hizo en la revista “Príncipe de Víana” de la Diputación Foral de Navarra y en las posteriores, creadas en 1969, sobre todo “Fontes Linguae Vasconum”. Participó en las tareas de la Sección de Fomento del vascuence en la misma DFN y en el suplemento euskérico de “Príncipe de Viana”. Fue co-creador de una página euskérica quincenal en “Diario de Navarra” (1966) colaborando asiduamente y dirigiéndola él solo desde 1977. Usó el pseudónimo Apat.
En los últimos años se esforzó en el relanzamiento de la Sociedad de Estudios Vascos, de cuya Junta Directiva, por ser miembro de la de 1936, fue vocal nato y vitalicio desde 1977. El retroceso del euskara, sobre todo en Navarra, siempre fue motivo lacerante de su atención y la mayor parte de sus trabajos está dedicada a su estudio, realizando encuestas en zonas limítrofes, expurgando documentos en archivos, etc. Los últimos artículos que publicó (, nº 40, 1982) proseguían ese trabajo. La problemática de la unificación literaria del euskara fue otro motivo importante de su preocupación; más, si cabe, en los últimos años. Se esforzó por aunar criterios enconados y distanciados, de propulsar un “erdiko bide”, pero no tuvo mucho eco. Por ello, se encontraba crecientemente incómodo en el sectarizado clima imperante. A su juicio, ello perjudicaba aún más la delicada situación de la lengua. Respecto a ésta trabajó hasta el final por concienciar a la opinión pública y por conseguir un real y efectivo plan de protección y desarrollo de la lengua y cultura vascas, empezando por el nivel escolar, por parte de la Diputación navarra.
Le afectaba mucho lo que conceptuaba como abandono y desidia, cuando no odio, sobre todo tras la guerra de 1936, de la élite navarra respecto del euskara. Además de innumerables artículos en las revistas mencionadas, publicó algunos libros, destacando siempre sus trabajos sobre geografía lingüística (Noticias y viejos textos de la lingua navarrorum”, San Sebastián, 1971; Una geografía diacrónica del euskara en Navarra, Pamplona, 1974). De espíritu liberal, ilustrado y abierto a muy diversas facetas del quehacer humano, toda su vida y su obra suponen una entrega y dedicación totales a favor de la lengua y cultura vascas, constituyendo, en dicho sentido una voz y testimonio de capital importancia en gran parte del siglo XX.