IMPERIAL DE ARAGÓN, CANAL
IMPERIAL DE ARAGÓN, canal
Deriva sus aguas del río Ebro. Inicia su curso en El Bocal de Tudela, unos 6 km agua abajo de esta ciudad, con una capacidad de conducción de 30 m3/seg y, tras un recorrido de unos 90 km, siempre por terrenos de la margen derecha del Ebro, muere un poco antes de llegar a Pina de Ebro, después de haber regado 33.500 Ha y abastecer de agua, entre otras, a la ciudad de Zaragoza.
Su nombre es en recuerdo de Carlos I de España, a quien se debe su primera construcción. En 1515 encomendó al prior del Santo Sepulcro de la ciudad de Calatayud su ejecución. El concejo zaragozano encomendó a Juan de Montañés, Juan de Sariñena y Gil de Morlanes el estudio del emplazamiento de la presa de derivación de la acequia en las proximidades de Gallur. Los resultados fueron poco optimistas ante las dificultades que presentaba la falta de desnivel entre dicho pueblo y Zaragoza. Visto lo cual el Consejo encargó un estudio separado a cada uno de ellos, con plena libertad de criterios. De los tres se escogió el efectuado por Gil de Morlanes que situaba la presa en derivación en Navarra, a poca distancia de Tudela, cerca de Fontellas, en un lugar que desde entonces se llamaría El Bocal. Ante las dificultades económicas para su construcción, en 1529 el concejo de Zaragoza pidió al Rey que tomase a su cargo la construcción de la acequia que, a cambio, pasaría a ser propiedad real.
Gil de Morlanes no pudo construir la obra en el plazo previsto de cinco años. No obstante, en los diez primeros años se construyó la presa, la casa de Compuertas (llamada el bocal del Rey), el Palacio del Gobernador y se abrió el cauce hasta su cruce con el río Jalón. Más tarde se continuó el trazado hasta los llanos de Pinseque y parte del término de Garrapinillos, donde quedó paralizada la acequia. En los años sucesivos fueron frecuentes los aterramientos y roturas, sin que se remozara; incluso una fuerte avenida del río Ebro arrastró en 1722 la deteriorada presa, dejando nuevamente de secano las tierras que ya habían puesto en regadío. Después de numerosos avatares para recomponer la presa y acequia hubo que esperar hasta 1766 para que Juan Agustín Badín presentara al rey Carlos III (VI de Navarra), un “Proyecto de la Acequia Imperial” encaminado a restablecerla. Dicha propuesta fue aprobada en 1768, y la compañía Badín inició las obras en 1770. La falta de eficacia por parte de esta empresa y el despilfarro de las cantidades presupuestadas fueron denunciados al Consejo de Castilla, que procedió a inmediatas destituciones e incautaciones.
En 1772 eran designados Pedro Herranat como director y Ramón de Pignatelli como protector; después de poner fin a las irregularidades, se comenzó a construir la nueva presa sobre el río Ebro, algo más arriba de la de Carlos I, y se terminó en 1790. A la vez se abría el cauce del nuevo canal que en muchos tramos aprovechó el de la antigua acequia, si bien se le dio más profundidad y anchura con el objeto de que, además del riego, sirviera para la navegación. A fines del siglo XVIII el tráfico por el canal adquirió cierto auge, transportando mercancías entre Navarra y Zaragoza. La aparición del ferrocarril lo mermó considerablemente e hizo desechar la idea de hacer posible la navegación entre el Cantábrico y el Mediterráneo utilizando el canal de San Carlos de la Rápita y otros proyectos. En noviembre de 1786 se alcanzaba el sector de Monte Torrero y en 1790 se dieron por concluidos los trabajos de este canal que mide 96 km de longitud.
A partir de Zaragoza, hasta pasado el Burgo, quedó reducido a una simple acequia de riego que desemboca en el río Ginel, cerca de Fuentes de Ebro. La Dirección General de Obras Hidráulicas autorizó en 1939 la dotación de un caudal de 30 m3/seg, desglosados de la forma siguiente: 1.300 l/sg para abastecimiento de poblaciones, 10 l/seg para abastecimiento a ferrocarriles, 21.900 l/seg para riego de 25.518 Ha, 4.910 l/sg para fuerza motriz sin utilización posterior del agua y 1.870 para la normalización de la navegación.
En 1960 se realizó su revestimiento hasta el puente de Buñuel y más tarde un pequeño tramo a la altura de Gallur, como consecuencia de una ruptura que provocó la inundación de este pueblo. En 1975 comenzaron las obras de revestimiento para conseguir un aumento de la sección y de la velocidad del agua. Teniendo en cuenta las mayores demandas existentes y el aumento del volumen a discurrir, debido a dicho revestimiento, se ha planteado la ampliación de la concesión hasta 43 m3/seg. Con una aportación anual de 675 Hm3, riega un total de 27.658 Ha, de las que 2.805 pertenecen a Navarra, a la vez que abastece la ciudad de Zaragoza con 150 millones de m3 anuales. Su sistema de riegos afecta a los términos municipales de Fontellas, Ribaforada, Buñuel y Cortes de Navarra. En Aragón, a los de Gallur, Mallén, Novillas, Boquiñeni, Luceni, Pedrola, Alcalá de Ebro, Cabañas de Ebro, Figueruelas, Grisén, Alagón, Pinseque, Torres de Berrellén, Sobradiel, Utebo, Zaragoza y el Burgo de Ebro.
Existe el proyecto del embalse de La Loteta, en los términos de Gallur y Magallón, que permitiría la prolongación del Canal hasta Quinto de Ebro, así como la construcción de otros dos canales que discurrirían por la margen derecha del Imperial. Ello supondría la ampliación del regadío de esta zona, especialmente en Boquiñeni, Luceni, Pedrola y Figueruelas. Dicho embalse tendría una capacidad de 50 Hm3 y sus aguas provendrían de una prolongación del Canal de Lodosa. Con ellas no sólo alimentarían estas dos nuevas arterias, sino también se evitarían las fluctuaciones existentes ahora en el Imperial y, en consecuencia, se ofrecería mayor seguridad en el suministro de agua a Zaragoza.