HUICI MIRANDA, AMBROSIO
HUICI MIRANDA, Ambrosio
(Burlada, 20.4.1879 – Valencia, 9.11.1973). Arabista e historiador. Ingresó en la Compañía de Jesús, en la que no llegó a profesar. Fue alumno de Francisco Codera y vivió cuatro años en Beirut, donde amplió estudios, al punto de que leía y traducía el árabe a primera vista. Obtuvo la cátedra de latín del Instituto de Baeza (Jaén) y permaneció allí unos meses (1910), hasta pasar al de Valencia (1811), donde pensaba vivir una estancia transitoria, ya que quería volver a Pamplona.
En 1912, con ocasión del centenario de Las Navas, acudió al concurso convocado en Pamplona con un trabajo basado en las fuentes árabes que escapaba a la visión de aquel hecho imperante en el momento. La reacción de los convocantes fue estrafalaria y le ocasionó el primer gran disgusto. Su trabajo se publicó más tarde (“Anales del Instituto General y Técnico de Valencia, 1916, n° II, p. 1-196) y sus conclusiones siguen vigentes. Renunció a volver a su tierra natal como profesor, pero retornaba de modo periódico a Navarra.
Como catedrático de latín, consideraba que los alumnos de bachillerato nunca darían con un texto desconocido de Cicerón, pero sí y de modo continuo con documentos medievales: en consecuencia enseñó latín con tomos, hoy clásicos, como Las crónicas latinas de la Reconquista o los seis volúmenes de la Colección diplomática de Jaime I (Valencia, 1916-1926).
Conociendo a la Administración española, creyó que debía asegurar su pasar y adquirió la librería Maraguat, de Valencia. El tiempo le dió la razón. Al comenzar la guerra civil, el gobierno republicano lo consideró poco afecto. Al terminar, alguien lo denunció como masón, porque todos los veranos viajaba a Londres; esto era cierto, porque su esposa era de origen británico. Un grupo de exaltados saqueó la librería y horas más tarde su casa. Fue encarcelado durante no menos de tres años, sin juicio ni acusación formal. Su yerno solicitó al presidente del Tribunal de Represión de la Masonería un certificado de pertenencia de Huici a la sociedad. La contestación fue que tal certificado era imposible, porque Huici no era masón. Esta carta, sin más requisitos, bastó para devolverle la libertad, pero no el reingreso en el escalafón de catedráticos de instituto, “por masón”.
Pese a la destrucción total de su biblioteca, en la que no quedó ni un papel de sus antiguos estudios, mantuvo su afición a los estudios árabes. Durante años Levi-Prvençal pasó un mes de vacaciones en casa de Huici, que traducía los manuscritos facilitaos por el arabista francés. Fruto de esta cooperación fue la versión de Al-Hulal al-mawsiyya (1952) y otros volúmenes, de uso imprescindible entre los medievalistas.
Su obra final la dedicó a Valencia, bajo el título de Historia musulmana de Valencia y su región. Novedades y rectificaciones (Valencia, 1970), en tres volúmenes.
Además de las obras ya citadas, hay que incluir Las grandes batallas de la reconquista durante las invasiones africanas (1956), Historia política del imperio almohade (1957) Colección de crónicas árabes de la Reconquista (cuatro volúmenes), más los publicados en la colección de “Textos mediavales”: Al-Bayán al-Mugrib. Nuevos fragmentos almorávides y almohades de Ibn Idarí (1963); Rawd al-Qirtás, de Ibn Azí Zar (2ª, 1964); Al-Mana bil-Imama, de Ibn Sahib al-Sala (1969); y cuatro tomos de documentos de Jaime I de Aragón, en colaboración con María Desamparados Cabanes Pecourt (1976, 1976, 1978, 1982). Aparte de casi medio centenar de artículos de revista.
El Departamento de Historia Medieval de la Universidad de Valencia le dedicó un volumen como homenaje académico cuando cumplió los ochenta años.
Al ver acercarse la muerte, ordenó que fuese enterrado en privado y que no se divulgase la noticia hasta pasados unos días. El decía que gozaba de la suerte de haber tenido sólo “tres grandes amigos”. Se cumplió su voluntad, pero los funerales demostraron el error de “don Ambrosio”, porque centenares de valencianos anónimos, antiguos discípulos, llenaron la iglesia. El Ayuntamiento de la ciudad le declaró, a título póstumo, Hijo Adoptivo y dedicó a su memoria un instituto nacional de segunda enseñanza.
A. Huici Miranda fue uno de los tres eruditos españoles colaboradores de la primera edición “L´Encyclopédie de l´Islam”.