GUELBENZU FERNÁNDEZ, JUAN MARÍA
GUELBENZU FERNÁNDEZ, Juan María
(Pamplona, 27.12.1819 – Madrid, 8.1.1886). Organista. Hijo de José Guelbenzu, demostró cualidades precoces en los primeros estudios con su padre. Luego pasó a París, donde fue alumno de Prudent y escuchó a Chopin, Thalberg y otros grandes intérpretes del momento. En la capital francesa, la reina Dª María Cristina le ofreció el puesto de profesor de piano en la Corte (1841), cargo al que se incorporó en 1844. Luego opositó al empleo de organista segundo supernumerario de la Capilla Real, cuya consola ocupó como titular al fallecer Pedro Albéniz (1855). No fue nunca profesor del Conservatorio, ausencia que se ha calificado de “incomprensible”, porque la influencia y prestigio de Guelbenzu fueron respetados por todos. Galdós pone en boca del rey Francisco en Narváez: “Es preciso hacer tocar a Guelbenzu las sonatas de ese Beethoven. Oirá usted la mejor música que se ha escrito en ese mundo”. Guelbenzu fue el introductor de la música camerística de Beethoven en España, pero en su tiempo gozó fama de excelente intérprete de Chopin. Pasa por ser el mejor pianista español de su época.
El perfil musical de Guelbenzu se completa con la fundación, junto al violinista Jesús Monasterio, de la Sociedad de Cuartetos (1863), de la que fue miembro activo y ejemplar hasta su muerte, excepto el año 1868, año en que Guelbenzu, fiel a la Familia Real, abandonó Madrid y se instaló en San Sebastián, cuando estalló la Revolución de septiembre. Puede decirse que la Sociedad de Cuartetos dio a conocer el género camerístico y la música clásica y romántica europea a este lado de los Pirineos.
Esperanza y Sola escribió en su necrológica: “Dotado de un sentimiento extraordinario del ritmo; obteniendo del piano sonidos vigorosos, pero ajenos a toda dureza, o notas suavísimas, gracias a la pulsación delicada y verdaderamente sui géneris que tenía; austero puritano del arte, incapaz de hacer el menor alarde de las dificultades de mecanismo, que magistralmente vencía elegante en la manera de frasear, su manera de decir las obras clásicas conmovía el ánimo, llegaba al alma, sin causar el menor desasosiego ni zozobra. Y esa misma elegancia y ese mismo buen gusto eran el sello distintivo del corto número, relativamente, de las obras que Guelbenzu ha dejado escritas.”
Entre éstas, una Misa (a 4 v y orq), que fue frecuente en la Capilla Real; motetes, Recuerdo vascongado, Vals, zortzikos, melodías; pensaba agavillar diversas composiciones en un álbum, Hojas de otoño, que no llegó a publicar.
Casó con Luisa Laffite y tuvo una hija, María. Fue uno de los doce académicos de Bellas Artes de San Fernando con los que se instituyó la sección de Música (1873). Gran Cruz de Isabel la Católica (1881), tuvo la encomienda portuguesa de la Orden de la Concepción de Villaviciosa, que recibió en un viaje de la Sociedad de Cuartetos a Lisboa (1882). Murió de una pulmonía. Pamplona le dedicó una calle (1962).
Bibliografía
J. Mª Esperanza y Sola, D. Juan María Guelbenzu, “La Ilustración Española y Americana” (30 de enero de 1886).