GRECIA
GRECIA
Escenario de la aventura emprendida por la Compañía de guerreros navarros que había conquistado Durazzo (1376) para el infante Luis, hermano de Carlos II. Desconcertados por la muerte de su príncipe, los navarros establecieron contactos con el rey de Aragón para regresar a su tierra, y así lo debió hacer una parte de la Compañía. Otros dos contingentes dirigidos por Juan de Urtubia y Mahiot de Coquerel, marcharon a Acaya contratados por los Hospitalarios e instalaron su centro de operaciones en Navarino. Caducado el contrato, las mesnadas de Urtubia avanzaron contra los ducados de Atenas y Neopatria, donde conquistaron Tebas (1379), Livadia (1380) y posiblemente Atenas, y al parecer pusieron las plazas en manos de sus antiguos señores contrarios a la soberanía directa del monarca aragonés, recién implantada.
El resto de la Compañía, mandado por Coquerel, intervino en Acaya, en las luchas por el dominio del principado, apoyando a uno de los pretendientes, Jaime de Baux, que logró triunfar, premió a los navarros con los principales feudos y les encomendó el gobierno del territorio. A la muerte de Coquerel (1386) se puso a la cabeza de la Compañía Pedro de San Superano, depositario también del cargo de baile de Acaya. Para mantener su dominio los navarros desplegaron una política de alianzas con Venecia y enfrentamientos con los florentinos Acciaiuoli, al tiempo que reconocían como soberano nominal al pretendiente que en cada momento podía ofrecerles mayores ventajas. Llegaron a aliarse con los turcos (1394) a los que luego se enfrentaron (1397) para volver a llamarlos en 1402. La muerte de San Superano (1402) puso fin a esta presencia navarra en Grecia, aunque algunos miembros de la antigua Compañía conservaron sus feudos durante varios años.
Bibliografía
A. Rubio y Lluch, Los navarros en Grecia y el ducado catalán de Atenas en la época de la invasión (Barcelona, 1886); A. Lutrell, La Corona de Aragón y la Grecia catalana, “Anuario de Estudios Medievales” (Barcelona, 1969), p. 219-252.