GOYAZ, JUAN DE
GOYAZ, Juan de
(?-Viana, 1552). Maestro de cantería y escultor, aparece documentalmente como vecino de Bañares (La Rioja), pero tal vez fuera originario de Goyaz (Guipúzcoa). Apenas se conoce su personalidad, formación y maestros, pero es uno de los artistas más importantes del renacimiento vasco-navarro. Es posible que trabajase con Martín de Mendiola para Carlos V, durante la primera década del siglo XVI, en las obras reales de Granada en donde confluyeron muchos canteros vascos y que aquí se relacionase con Vigarny, Siloé, Ordoñez y otros. Sus relaciones con Vigarny son un hecho comprobado, pues a la muerte de este maestro en 1543, Goyaz se encargó de la terminación de dos sepulcros del monasterio de San Jerónimo de Espeja en Guijosa (Soria), comenzados por aquél en 1536, y el que la viuda le cediera la obra del retablo de Valpuesta (Burgos). A partir de 1544 trabajó para el secretario de Carlos V, Juan de Samano, quien le encomendó diversas obras en La Rioja como las galerías y estanques de su granja de Cidamón y la fachada de unas casas en Santo Domingo de la Calzada, apareciendo en los documentos como escultor y maestro de cantería y vecino de Bañares, pueblecito cercano de aquella localidad.
En 1548 posiblemente intervino en la iglesia de Velasco y en la de Herramélluri. En 1549 aparece en Viana hasta el fin de sus días. Proyectó y dirigió una de las obras más importantes de todo el renacimiento español, la portada de Santa María, para la que dio la traza. En tanto se resolvían los trámites legales y permisos, el Cabildo vianés encomendó a este maestro diversas obras en aquel mismo año, cuya ejecución había sido urgida en la visita del obispo de Calahorra. Contrató el maestro unos escaños, cuarenta sillas sin imaginería por 400 ducados para el coro, la remodelación de la capilla del Sacramento, la ampliación de la sacristía, en el lado de la epístola que desapareció en las reformas del siglo XVIII, los púlpitos y la pila bautismal.
Encargo más importante fue la construcción de la iglesia parroquial de Santa María de la localidad de Aras, por entonces dependiente de Viana. Tan sólo aprovechó el último tramo de la iglesia protogótica, debió él mismo proporcionar la traza y se comprometió a levantarla por 350 ducados de oro. Fue continuada al morir el maestro por sus oficiales Juan y Pero Ochoa de Arranotegui, los Orbara y otros. Tiene planta de cruz con nave única de dos tramos, crucero poco marcado y cabecera de tres frentes y se cubre con bóveda de crucería estrellada, siendo su estilo gótico-renacentista.
El primer día de 1549 firmó el contrato de la portada vianesa comprometiéndose a edificarla, según las trazas que él mismo dio, en un período de seis años, comenzando a partir de 1550, por la cantidad de 3.000 ducados de oro. Igualmente realizó las escaleras del coro y las basas y escaleras de los púlpitos. También en este año tomó en arriendo los frutos de la primicia, es decir la administración de los bienes parroquiales.
A su muerte, dejó la portada solamente comenzada en los cimientos, Juan de Ochoa de Arranotegui, su oficial, se obligó a continuar el proyecto en 1556 según la traza del maestro. Se admiten fuentes de inspiración romanas, como el arco de Constantino o el Belvedere del Vaticano “siendo uno de los intentos más atrevidos y considerables llevados a cabo en el siglo XVI para organizar una fachada clásica” según F. Chueca Goitia. Fue concebida como una gran hornacina central coronada por frontón triangular y con paños laterales, dividida en dos cuerpos horizontales. Diferentes escultores plasmaron temas marianos, por estar dedicada la iglesia a Santa María de La Asunción, y otros relacionados con la pasión y muerte de Jesús, además de grutescos y representaciones mitológicas, como algunas de las hazañas de Hércules.