GÓTICO
Arquitectura Protogótica
Durante el último tercio del siglo XII se introduce un nuevo sistema constructivo, caracterizado por el uso de arcos apuntados y bóvedas ojivales que determinan la utilización de nuevos apoyos. En la introducción de estas novedades constructivas anteriores al Gótico tuvieron un papel relevante los cistercienses que, con un estilo austero, en consonancia con el espíritu de San Bernardo, difundieron sus esquemas arquitectónicos a través de las fundaciones navarras durante la segunda mitad del siglo XII. En los monasterios de Fitero y La Oliva aparecen los dos tipos de cabecera propias de las abadías bernardas, con girola y capillas radiales la una y plana la otra. El de Fitero, primera fundación cisterciense de la península Ibérica, se data entre 1180 y 1245, el de la Oliva tiene fecha de consagración el año 1198, debiendo de corresponder esta fecha a su cabecera. La iglesia de Iranzu de estructura más esquemática, debía estar muy avanzada en 1193. Próximo a este monasterio, el benedictino de Irache adoptó igualmente las estructuras de la arquitectura cisterciense. El monasterio de Tulebras, como fundación femenina del Císter, presenta mayor simplicidad y dimensiones más modestas.
El nuevo estilo deja también sus huellas en otros monumentos como la catedral de Tudela bastante afín a la Oliva. Igualmente las iglesias de San Miguel y San Pedro de la Rua de Estella se prolongaron a partir de la cabecera con bóvedas de crucería y la parroquia de Santa María de Sangüesa muestra perfeccionadas estas estructuras en los alzados de sus naves, al igual que la parroquia de San Nicolás de Pamplona.
Asimismo existen una serie de iglesias rurales en Tierra Estella construidas bajo la influencia de Iranzu e Irache entre las que destacan las parroquias de los Valles de Allín y Améscoas. Otro grupo de análogas características se sitúa en la órbita de La Oliva y está formado por las parroquias de Carcastillo, Mélida, Murillo el Cuende y algunas iglesias de la Valdorba. La mayor parte de ellas son de reducidas dimensiones y de apariencia modesta y forman un extenso capítulo de protogótico rural.
Iglesias góticas de los siglos XIII y XIV
El Gótico pleno se introdujo gracias al mecenazgo de los monarcas de las dinastías francesas reinantes en Navarra. Las obras de iniciativa regia tuvieron a su servicio a artistas franceses que difundieron los principios del Gótico clásico, ensayados en las construcciones de la Isla de Francia.
En los inicios de la arquitectura gótica navarra ocupa un primer lugar la iglesia de la colegiata de Roncesvalles construida, según la tradición, por la generosidad de Sancho el Fuerte a comienzos del siglo XIII. Su planta de tres naves separadas por columnas circulares, cabecera poligonal y cubierta de bóvedas sexpartitas suponen el primer intento de ensayar un plan gótico francés en nuestro país.
Junto al patronato real, el paso al nuevo arte se verá favorecido por la nueva espiritualidad de franciscanos y dominicos que hace que se difundan iglesias amplias sin compartimentos con una única nave y capillas laterales para acoger la gran cantidad de cultos particulares de familias, cofradías, consejos y asociaciones que florecían entonces. Este tipo de planta tendrá gran éxito, constituyendo excelentes ejemplos las iglesias de San Saturnino de Artajona, San Cernin de Pamplona, Santa María la Real de Olite, Santa María del Pópolo de San Martín de Unx, o la Asunción de Miranda de fines del siglo XIII y comienzos del XIV. A esta centuria pertenecen las naves de Leire y Ujué.
Pero el centro constructivo más importante del período es la catedral de Pamplona. Las obras de construcción del claustro gótico debieron de iniciarse a fines del siglo XIII, en tiempos del obispo Miguel Sánchez de Uncastillo y no se terminaron hasta el siglo XV. La etapa de mayor auge debió de ser la del obispo Barbazán (1318-1355), construyéndose un nuevo dormitorio, el refectorio y cocina y quizá la capilla que lleva su nombre de preciosa bóveda estrellada.
La catedral gótica se inicia a fine, del siglo XIV tras el hundimiento de la románica, debiendo de estar casi terminada en 1501. En ella trabajaron diversos maestros como Johan Lomme. Extrañan sus bóvedas tan simples pese a lo avanzado de la fecha, así como la pesadez de su, muros, destaca igualmente la solución dada a la girola con pilar central en el testero.
El gótico rural es también interesante y son muy numerosas las iglesias construidas en este estilo. Las plantas más usuales son de una nave, dos capillas como crucero y frecuentemente sacristía y coro, siendo rara la presencia de torres. Se clasifican por el tipo de sus cabeceras según sean estas planas o poligonales. Entre las primeras están las de Itoiz, Mendióroz, Cemboráin o Ezcurra y al segundo tipo corresponden las de Elcano, Urzainqui, Munárriz, Villatuerta y Urroz. La mayor parte de ellas datan del siglo XIV alcanzando las de Ororbia y Cizur Mayor los primeros decenios del siglo XIV.
La escultura monumental
El período de esplendor de la escultura en piedra es, como el de los grandes conjuntos arquitectónicos, el siglo XIV en el que se realizaron magníficas portadas y sepulcros así como la decoración del claustro de la catedral de Pamplona con un estilo caracterizado por la belleza de las proporciones y el naturalismo dentro del más puro gusto francés.
Entre las portadas monumentales hay que destacar la de San Saturnino de Artajona realizada a fines del siglo XIII en un estilo bastante rígido. Hacia 1278 se estaba realizando la del Santo Sepulcro de Estella con gran calidad técnica y decorativismo. Posterior es la portada de Santa María de Olite que presenta relaciones con la plástica de la catedral de León. También tiene una rica porta da salpicada la iglesia de San Cernin de Pamplona. Ya en pleno siglo XIV destaca el taller del claustro de Pamplona en el que trabajaron maestros de distintas procedencias ingleses, alemanes, flamencos y franceses. Destacan en el conjunto claustral la puerta Preciosa, muy cercana por su clasicismo a la escultura de Reims, y la del Amparo, en la que se percibe un mayor expresivismo.
Los sepulcros
La escultura funeraria tuvo gran importancia en este período, obedeciendo a dos tipologías, la primera de ellas en forma de cama sepulcral, cuenta con excelentes ejemplos en el siglo XIV en el que destaca la tumba del obispo Barbazán. Excepcional es el sepulcro de Carlos III y su esposa, realizado a principios del siglo XV por Johan Lomme siguiendo de cerca modelos borgoñones.
El segundo tipo es el de arcosolio, con escenas talladas en registros sobre los cuerpos de los yacentes. Predomina en el siglo XV y destacan el del obispo Sancho Sánchez de Oteiza y el de los Garro en la catedral de Pamplona y el de los Villaespesa en la catedral de Tudela, pieza funeraria muy interesante por su iconografía.
Imaginería gótica
Entre la imaginería exenta destacan, por el número de piezas y calidad, las representaciones de la Virgen con el Niño, iconografía heredada del románico, aunque en los ejemplos góticos se acentúa el naturalismo, visible en las actitudes, rostros y disposición de las telas. Destacan por su importancia las tallas de las parroquias de Los Arcos, Puente la Reina, Fitero, Miranda de Arga, Echávarri y Bargota, realizadas a lo largo del siglo XIV. Entre las piezas importadas de Francia merecen especial mención las Vírgenes de Roncesvalles y Huarte-Pamplona, ambas realizadas en distinto material, plata y mármol respectivamente, y bajo distinta coreografía.
La representación del Crucificado es mucho menos abundante. Hay varias imágenes de los siglos XIII y XIV con la característica disposición de piernas cruzadas, faldellín largo y rostro expresivo. Por su especial representación destaca el titular de la iglesia del Crucifijo de Puente la Reina.
Pintura gótica mural
No existen muestras de pintura mural anteriores a la última década del siglo XIII, aunque en la documentación aparecen referencias que permiten suponer una tradición pictórica a lo largo de los siglos XII y XIII. Fue precisamente en este último siglo cuando floreció en Navarra la miniatura como lo muestran las Biblias hechas por iniciativa de Sancho el Fuerte.
Hacia mediados del siglo XIV se puede situar la conclusión de tres grandes conjuntos en el Museo de Navarra procedentes de Artajona, Artaiz y Olite que resultan arcaicos dentro de la corriente bizantina. Paralelamente, bajo el dominio real francés, triunfó el estilo francogótico o lineal, llamado así por la importancia dada al dibujo. El núcleo fundamental, como en arquitectura y escritura, lo forman las pinturas procedentes del claustro de la catedral de Pamplona. La primera obra es el llamado “Árbol de Jessé” que se trata probablemente de una plasmación pictórica del “Himno de Fortunato a la Cruz”. Un poco posterior es la obra maestra de la escuela navarra realizada para el testero del refectorio catedralicio, con el tema de la Crucifixión y fechada por Juan Oliver en 1330.
Este maestro debió de dejar una extensa huella en toda la primera mitad del siglo y así se demuestra en la decoración de San Saturnino de Artajona realizada hacia 1340 por el maestro Roque. Dentro de este estilo, aunque con menor perfección, son las pinturas murales de Gallipienzo.
El conjunto de San Pedro de Olite representa el ciclo de la infancia de Jesús con una delicadeza miniaturista siguiendo modelos francogóticos e incorporando a la vez novedades italianas. Próximas en estilo están las que decoran la iglesia del Crucifijo de Puente la Reina.
La influencia italiana penetra en Navarra probablemente a través de Aviñón a mediados del siglo XIV. Los ejemplos mejores se localizan en el ciclo de la Natividad y en el sepulcro de Sánchez de Asiáin de la catedral de Pamplona.
Arquitectura civil
Las casas y palacios señoriales con elementos góticos en puertas y ventanas son muy abundantes a lo largo de toda Navarra, si bien la mayor parte de ellos son ejemplos tardíos. Especial suntuosidad debieron tener las torres, castillos y palacios, a juzgar por los ejemplos que se conservan. Bajo el reinado de Teobaldo II se levantaron los castillos-palacios de Tafalla y Tiebas y se hicieron obras importantes en los de Tudela y Estella, siempre con carácter defensivo.
De todas las construcciones civiles destaca de manera especial el castillo de Olite, magno complejo en el que se mezclan las más variadas influencias en sus miradores y torres de filiación francesa o en sus yeserías moriscas. La construcción se realizó en varias fases aprovechando en muchas ocasiones períodos de paz en el reino; la parte más antigua se llevó a cabo en el siglo XIII, a comienzos de la centuria siguiente se concluyó el palacio del merino y hacia 1361 se añadió un tercer bloque. Al siglo XV corresponden las torres nuevas de Cuatro Vientos y del Rey.
Entre las torres-fortaleza, correspondientes frecuentemente con los palacios de cabo de armería, destacan las de Ayanz, Arazuri y Celigüeta. En el capítulo de fortificaciones destaca el recinto amurallado de San Saturnino de Artajona.
Bibliografía
M.C. García Gaínza, M.C. Heredia Moreno, J. Rivas Carmona, y M. Orbe Sivatté, Catálogo Monumental de Navarra. Vol I Merindad de Tudela y Vols II* y II** Merindad de Estella (Pamplona, 1980,1982 y 1983). M.C. Lacarra Ducay, Aportación al estudio de la pintura gótica en Navarra (Pamplona, 1974). R. Steven Janke, Jehan Lome y la escultura gótica posterior en Navarra (Pamplona, 1977). J.E. Uranga Galdiano, y F. Iñiguez Almech, Arte medieval navarro. Vols. IV y V (Pamplona, 1973).