GALLIPIENZO, MAESTROS DE
GALLIPIENZO, maestros de
La antigua iglesia parroquial de San Salvador en Gallipienzo fue decorada con pinturas murales en dos épocas distintas. Hoy ambas decoraciones que ocupaban primitivamente los muros de su capilla mayor poligonal, desprendidas de su soporte, se conservan en el Museo de Navarra en Pamplona. La existencia de pinturas antiguas en la iglesia de Gallipienzo fué ya advertida por Madrazo en el siglo pasado. El retablo colocado en el siglo XVI, aunque bastante monumental, no bastó para cubrir los cinco paños de su cabecera y asomaban lateralmente parte de las escenas más extremas. Se creía que no había otra pintura que la visible, correspondiente a un pintor de acusado carácter rural, según las orientaciones del último gótico, de fecha ya muy avanzada dentro del siglo XV. Cuando por razones de seguridad se procedió a desprender la de sus muros se pudo advertir que bajo ella existía otra más antigua, realizada al fresco, cuyas escenas correspondían por el tema a las más recientes, aun cuando, su estilo, lógicamente, difiriera notablemente de él.
La disposición original de la primera capa pictórica obedecía a una ordenación por registros superpuestos enmarcados por arquitecturas. El ciclo narrativo estaba dedicado a la Vida y Pasión de Cristo comenzando su desarrollo de izquierda a derecha del observador. En el registro inferior aparecían: Anunciación, Visitación y Nacimiento, Epifanía, Huida a Egipto y Presentación, en el Templo. Sobre estas escenas y según el mismo orden estaban: Flagelación, Calvario, y Mª Magdalena con un ángel. En el último registro, los restos de un mutilado Pantocrátor del que solo pudieron rescatarse dos ángeles que sostenían la parte inferior de la mandorla y un tercero portador de un candelabro. El estilo de este Primer Maestro de Gallipienzo es todavía “francogótico” o “lineal”, y puede ser adscrito a las últimas manifestaciones -en su orientación popular- de la influencia ejercida en Navarra por los artistas que trabajaron en la catedral de Pamplona en la primera mitad del siglo XIV.
Al cabo de algún tiempo se procedió a pintar la cabecera, sin más que cubrir la primera decoración con una preparación en yeso y pintar sosella. El Segundo Maestro de Gallipienzo procuró atenerse a la temática anterior, superponiendo las escenas en el mismo orden que presentaban en la capa primitiva, aun cuando utilizara en su labor un vocabulario nuevo, más acorde con su época. En las escenas de la Epifanía, Huida a Egipto, Flagelación y Calvario, entre las conservadas, se advierte un estilo que las hace emparentable con el de los muralistas gascones y languedocianos de la segunda mitad del siglo XV.
Bibliografía
P. de Madrazo, Navarra y Logroño. “España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia” (Barcelona, 1886). J. Gudiol Ricart, Las pinturas murales de Gallipienzo. Homenaje a don José Esteban Uranga (Pamplona, 1871). M.C. Lacarra Ducay, Aportación al estudio de la pintura mural gótica en Navarra (Pamplona, 1974).