BIURRUN GARMENDÍA, GABRIEL
BIURRUN GARMENDÍA, Gabriel
(Rocha, Uruguay, 1889-Pamplona, 1969). Abogado. Realizó sus estudios en Salamanca. Fue el representante diplomático de Uruguay en Navarra y secretario del Tribunal Tutelar de Menores. Colaboró en periódicos y revistas tanto de Navarra como del País Vasco. Autor de pequeñas piezas teatrales y cuentos, desarrolló una cierta actividad como conferenciante.
Popularizó el seudónimo “Gabirel” en unas crónicas hogareñas dialogadas que aparecieron en el diario “La Voz de Navarra” y que más tarde publicó en libro con su título inicial Del amable discreto (Bilbao, Verdes Achirica, 1933). Como su mismo título indica se trata de unos discretos amables que tienen lugar en un salón pamplonés de los años treinta, en el que es visita y actúa como discreto, como ingenioso erudito, “Gabirel”. El ambiente, curiosa contrapartida literaria de los diálogos galantes dieciochescos, es de una coquetería femenina muy doméstica.
Los contertulios departen, sin excesivo ingenio, de fórmulas de cortesía, de galantería de casorios, de la igualdad del hombre y la mujer, de escotes y largura de faldas, de cuestiones de etiqueta, del matrimonio y hasta de nacionalismo vasco.
No impide ver en estos discreteos cuál era la sensibilidad de la clase media pamplonesa en esos años, respecto a los temas tratados. También quedan reflejadas algunas costumbres pamplonesas de la época, como los paseos, las funciones de la catedral…
En 1937, Gabriel de Biurrun publicó una pequeña novela titulada El coqueto Don Sancho Sánchez, cuya edición, ornamentación y viñetas corrió a cargo de Ángel María Pascual*. La edición, impresa en gráficas Bescansa de Pamplona, en un formato poco habitual, constaba de trescientos ejemplares y es una rareza de bibliófilo. En esta novela, Biurrun recreó, de forma exclusivamente literaria y fantasiosa el ambiente de la Pamplona virreinal del siglo XVIII. Biurrun describe una ciudad que se privaba de comedias por voto, que hablaba euskera, que discutía de privilegios y rogativas, llena de agitada gente de curia, de ardorosos arcedianos, de aristócratas y de licenciados, doctos en leyes; una ciudad volcada sobre sus pequeñas cosas, en realidad una balsa de aceite sólo agitada por las agrias diferencias entre la Ciudad y el Cabildo de la Catedral, y por la llegada de los Sanfermines.
Esta pequeña novela, un divertimento, no exento de humor y fantasía, escrito de forma cuidadosa aunque con escasas pretensiones, resulta insólita dentro del panorama de la narrativa española de los años treinta.
Ya en los años sesenta, y entre los números 60 y 99 de la revista “Pregón”, Gabriel de Biurrun volvió a publicar unas crónicas dialogadas entre sus personajes Donato, Liborio, L´Angela, aldeanos de la cuenca de Pamplona, ingenuamente maliciosos, a los que el autor hace vivir las más diversas circunstancias de la sociedad de la época. Estos diálogos le sirven a Biurrun para criticar con una amable ironía, escasamente incisiva, esa sociedad, llena de cambios.
Gabriel de Biurrun también es autor de Rosas de Nínive, Meditaciones sobre el libro de Jonás. (Buenos Aires, 1944) y dejó inédita la obra titulada Adiós al viejo Pamplona.