ARNALDO DE PUYANA
ARNALDO DE PUYANA
(?-Toulouse, 15.12.1316). Conocido como Arnaldo Guillén, alias Guido. Oriundo de Gascuña y prior de la comunidad agustiniana de San Avito, en la diócesis de Perigord, fue designado obispo de Pamplona (11.2.1310) por el papa Clemente V, que lo consagró personalmente en Aviñón, acabando así con la larga vacante producida por el fallecimiento seis años antes de Miguel Pérez de Legaria. Mientras aguardaba la expedición de las bulas pontíficas que acreditaban sus facultades, delegó su autoridad en los comisarios apostólicos Raimundo de Casse y Pedro Roger de Puyols; estos incoaron proceso al cabildo y, en particular, a los vicarios que habían administrado sucesivamente la diócesis, Iñigo López de Lumbier, Marín de Yeta, y García de Egüés, los cuales fueron finalmente absueltos.
Actuó con prudencia y energía contra la resistencia del arcediano de la tabla García de Deza a reconocer a los doce canónigos nombrados por el cabildo el año precedente.
Declaró vacante la dignidad de prior, pero inmediatamente la confirió a su anterior titular, García de Egüés. Aunque personalmente prefería que los canónigos estudiaran en Toulouse, confirmó (1310) la institución y dotación del colegio de París. Mediante sentencia arbitral (1312) precisó los derechos episcopales (visita, cuartas) sobre las numerosas iglesias rurales del monasterio de Leire y las mucho más importantes (Funes, Mélida, Milagro, Murillo el Fruto, Olite, Peñalén-Villanueva, Pitillas, Rada, Santacara, Ujué y Villafranca) que todavía pertenecían a la abadía de Montearagón.
Intervino en las sesiones del concilio de Vienne (1311-1312) y, persuadido sin duda entonces de los beneficios de las asambleas eclesiásticas, congregó dos sínodos diocesanos. El primero (mayo 1313) reafirmó la autoridad episcopal en la concesión de licencias para la cura de almas y de permisos para largas ausencias de los sacerdotes, y corroboró las amenazas de anatema contra los casos de simonía, falsificación de documentos, falso testimonio, usura y poligamia. El segundo (octubre 1315) acordó la celebración anual del sínodo tras la Pascua de Resurrección, con asistencia obligatoria; ordenó a los notarios episcopales la formación y custodia de protocolos originales, prohibiéndoles extender los procesos en hojas sueltas: tomó medidas para el pago puntual y recta aplicación de los diezmos y primicias; recordó a los clérigos la obligatoriedad del hábito, la tonsura y el rasurado de la barba; condenó el absentismo de los párrocos y la negligencia en el cumplimiento de los mandatos superiores. Falleció cuando regresaba de Aviñón para entregar una anualidad del diezmo impuesto por el concilio de Vienne para el subsidio de Tierra Santa.
Bibliografía
J. Goñi Gaztambide, Historia de los obispos de Pamplona , II, (Pamplona. 1970), p. 19-69.