ARESO IRIBARREN, JOSÉ
ARESO IRIBARREN, José
(Bigüézal, 1797-Saint Palais, 8.9.1878). Franciscano. Hijo de Martín Areso y María Francisca Iribarren y Egea, pasó su infancia en su pueblo natal del Romanzado, sintiendo ya desde sus primeros años inclinación hacia el sacerdocio. Como la Guerra de la Independencia hacía inviable la vida del Seminario de Pamplona, recibió las primeras nociones de latín y gramática en el vecino pueblo de Aspurz, donde su párroco, Pedro Martín, tenía establecida una preceptoría para los futuros seminaristas. Ingresó en el Seminario en 1815; y tras seis años de estudios (17.3.1821) el obispo Uriz y Lassaga le ordenó sacerdote. Dos años más tarde fue nombrado Abad de Bigüézal, cargo en el que estuvo apenas unos meses, pues en agosto de 1823 se integró en la parroquia de Lumbier, a petición del párroco, como beneficiado. También permaneció poco tiempo en su nuevo destino, ya que el 13 de septiembre de 1825, tras un retiro en los Franciscanos de Olite, decidió ingresar en la Orden de San Francisco. En la misma descolló como restaurador de la Orden de Francia, misionero popular, comisario de Tierra Santa y escritor.
Sus misiones populares dejaron recuerdos en Ujué (1826 y 1828), Olite (1827), provincia de Logroño (1828) y en 1831 en Ochagavía, Uztárroz, Mendigorría, Legarda y Larraga. La primera Guerra Carlista interrumpió estas actividades misioneras, y la desamortización de Mendizábal en 1836, que ocasionó el cierre de los conventos, entre ellos el de Olite, fué motivo forzado para que fray José diese nuevo rumbo a su vida.
Se trasladó a Francia, donde prosiguió su actividad misionera, principalmente entre residentes españoles. La ciudad de Bayona fue testigo, entre 1837 y 1840, de su celo pastoral. En 1843, el obispo de Pamplona, Severo Andriani, expatriado en Pau, le encargó una misión en Burdeos. Regresó a Bayona, donde sus prédicas fueron contestadas por la prensa liberal, lo mismo que otras en Pau, al tiempo que se le acusaba de ser agente político, acusación rechazada por las mismas autoridades francesas.
Proclamada la república en Francia (1848), fray José consiguió que lo destinaran a Tierra Santa. Al no sentarle bien el clima palestino, fue enviado de nuevo a Francia como comisario general de Tierra Santa, cargo que simultaneó con sus trabajos por restaurar la orden franciscana que no había levantado cabeza tras la dispersión de 1789. Ambas tareas absorbieron la actividad del P. Areso durante largos años, siempre en el empeño de reformar la observancia franciscana y devolverla a la práctica de la primitiva austeridad y pureza de la regla, lo cual, si bien le aportó éxitos y triunfos, también le acarreó numerosos sinsabores por parte de los frailes que se resistían a seguir su línea. Fundó conventos en Saint Palais, Amiens, Limoges, Branday y Bourges. En 1589 se creó la provincia franciscana francesa de San Luis, de la cual fue nombrado primer provincial. Cesó en el cargo en 1863.
El P. Areso pasó los últimos años de su vida retirado en el convento de Saint Palais, cerca de Bayona, en cuyo coro reposan sus restos. También se recuerdan sus estancias en una cueva de Bigüézal donde se retiraba para hacer penitencia.
Son conocidos entre otros sus escritos misioneros, “Cartas morales” (Bayona, 1837), “Obsequio Católico” (Barcelona, 1838), “Cartas cristianas” (Bayona, 1838), “Memorial del Cristiano” (Jerusalén, 1848), “Carta a los Españoles Emigrados” Bayona, 1840), “Grito de Religión” (Bayona, 1839); en alguna de sus obras quedan recogidos sermones suyos, como en “Regalo a la Santísima Virgen de Uxué” (Barcelona, 1900, 12ª ed.), que es un panegírico pronunciado el 8 de septiembre de 1836.
Bibliografía
P. Sagüés Azcona, El Padre José Areso, OFM (Madrid, 1960); T. Moral, José Areso, “Temas de Cultura Popular”, n.º 278 (Pamplona, 1977); A. Pérez Goyena, La Santidad en Navarra, p. 72-74 (Pamplona, 1947).