MICOLOGÍA
MICOLOGÍA
La flora micológica de Navarra es una de las más ricas de España. Los primeros estudios datan de 1885. Se deben a Lacoizqueta, que estudió algunos hongos en Bértiz. Posteriormente destacan estudios de Urries y Unamuno en 1940 y 1950 sobre hongos microscópicos, siendo éstos casi los únicos trabajos en la región sobre este tema.
En 1975 se celebró en la Universidad de Navarra el primer Congreso de Micología Nacional que atrajo a los mejores micólogos de España. Durante el cual se llevaron exploraciones y recolecciones de hongos en la sierra de Leire. Con posterioridad se han realizado numerosos trabajos de investigación y publicaciones científicas y de divulgación.
Se conocen alrededor de 1.245 especies que se reparten taxonómicamente en los siguientes grupos: 18 Mixomicetos, 240 Ascomicetos, 265 Afiloforales y Heterobasidiados, 690 Agaricales y 32 Gasteromicetos
Por las propias características de las setas, que requieren materia orgánica, mucha humedad y temperaturas moderadas para fructificar, este conjunto de hongos no se reparten homogéneamente en nuestra provincia.
La Ribera como consecuencia de su clima muy seco y la falta casi total de bosques, es muy pobre en hongos. Los pinares de pino carrasco son punto de recogida de algunos robellones, algunos Afiloforales de los troncos y otras setas de pino que sólo aparecen en los cortos períodos de la lluvia otoñal.
Más frecuentes en la Ribera son las setas de los prados y pastizales, en particular la seta de cardo, (Pleurotus eryngii) y la senderuela, (Marasmius oreades) con algún que otro champiñón de prado y sobre todo las setas de sotos y riberas de ríos.
La Zona Media y Cuencas de Pamplona y Lumbier-Aoiz es más variada en su topografía, clima vegetación. El aumento de humedad y el dominio de los bosques multiplica la calidad y diversidad de los hongos. En los matorrales y pastizales abunda la seta de cardo, champiñones, higróforos de vivos colores y numerosos Gateromicetos pertenecientes a los géneros Lycopendon, Tulostoma, Sclerodermo y Geostrum principalmente. Los carrascales y encinares son muy ricos en setas, con períodos muy cortos de fructificación. En general se desarrollan entre mediados de noviembre y mediados de diciembre, desapareciendo casi por completo en otras épocas del año.
Estos bosques se caracterizan por la abundancia de Agaricales de la Superfamilia de las Naucoriáceas, Cortinarius, Hebeloma, e Inocybe. También abundan los Mygrophorus y los Tricholoma. Es de destacar la presencia de muchas especies que también crecen en los pinares, en especial robellones, negrillas, Tricholoma terreum, T. scalpturatum y T. orirubens, Rusula sanguinea y otras.
Por último los pinares, en su mayor parte de pino laricio, son en general bastante ricos en setas y en especial en negrillas, (Tricholoma terreum), robellones, (Lactarius deliciosus y L sanglifuos), hongos viscosos, (Suillus granulatus y S luteus), rúsulas picantes y rojizas como (R sanguinea y R caerulea) entre otras y otros hongos como Hebeloma longicaudum, Tricholoma albobrunneum, etc.
En cuanto a la Montaña, es sin duda la región más rica en cantidad y variedad de hongos por la mayor extensión de los bosques y sobre todo por su clima mucho más húmedo. Los bosques que dominan son de caducifolios y pinares de Pinus sylvestris en los Valles Pirenaicos.
Los bosques caducifolios presentan una amplia gama de hongos difícil de definir en pocas líneas, abundan con las primeras lluvias de agosto o primeros de septiembre las Boletáceas, los comúnmente llamados “hongos”, después aparecen las Rusuláceas, (Russula y Lactarius) de las que se encuentra una variada gama tanto de picantes e incomibles, como de dulces y comestibles. Ya en octubre se produce la máxima producción que puede durar hasta mediados de diciembre o incluso hasta enero según el tiempo, llenando de setas los prados y el suelo de estos bosques.
Los prados son especialmente ricos en Agaricáceas, champiñones, galampernas y Cystoderma, higróforos de llamativos colores, Hebeloma, y otras especies. En cuanto al centro de los bosques se caracterizan por la gran variedad de hongos de madera, Afiloforales y Ascomicetos, y por la diversidad de Agaricales, especialmente Naucoriáceas, Cortinarius, Hebeloma y Stronconaria, Marasmiáceas, Mycena y Matasmius y Tricholonáceas, Tricholomaceas, Tricholoma, Clitocybe y Collybia.
Por último los pinares se caracterizan por la abundancia de las llamadas genéricamente setas de pino. Robellones, negrillas, llenegas, rúsulas picnates, inocibes, etc… Son ricos en hongos muscícolas, entre los que destacan los rebozuelos anaranjados, (Cantharellus lutescens).