LEGUÍN, CASTILLO DE
LEGUÍN, castillo de
Fortaleza cuyos orígenes se remontaban al siglo X, estuvo emplazado, en un monte próximo a Urroz, cerca de Turrillas, Larrángoz y Ardanaz. Apenas subsisten vestigios de sus muros, destacando entre ellos los de una torre circular, posiblemente la del homenaje. En 1175 se apoderó de él el ejército castellano, siendo restituido al rey de Navarra el año siguiente. En los primeros años del siglo XIII estuvo a cargo del noble Rodrigo de Agaiz, y en 1234, reinando ya Teobaldo I, lo tenía Sancho Fernández de Monteagudo. En 1280 era alcalde Pero Roiz de Argaiz, y en 1290 Pero Aibar de Iriberri. Por esos años, la retenencia era de 8 libras y 40 cahíces de trigo anuales.
En 1305 se reparaba el castillo, recubriendo sus casas con madera y losa. Por entonces era alcaide Martín de Aibar. En 1328 tenía a su cargo la guarda Juan Martínez de Eusa. Carlos II confió la retenencia en 1351 a Juan Miguel de Miranda, con una asignación de 4 libras y 20 cahíces. Le sucedió en 1356 Sancho Martínez de Reta, y a éste, en 1358, Martín Ruiz de Villosqueta nombrado por el infante Luis. Más tarde, en 1371, apareció como alcaide Gil Pérez de Solchaga, al cual sucedió en 1379 Juan Pérez de Solchaga.
Se hicieron obras en 1403, a cargo de unos mazoneros de Induráin, reparándose la torre mayor, que era redonda “fecha a la morisca”, que había destruido un rayo. El año siguiente, Carlos III confió la guarda del castillo a Martín Pérez de Noáin, que estuvo en el puesto hasta 1431, en que la reina doña Blanca nombró en su lugar -en atención a su “grant decripitut de vejez”- a su hijo Juan Martínez de Noáin. En 1441, Juan II asignó el alcaidío al maestrehostal del príncipe de Viana, Menaut de Santa María. A raíz de las guerras civiles de agramonteses y beaumonteses, en 1457, mediante un convenio entre el rey y su hijo, se confió la guarda del castillo, con una renta de 300 florines, a Charles de Ayanz, señor de Mendinueta. Ello fue en atención a la entrega que hizo del adelantado de Castilla Fernando de Rojas, al que había hecho preso estando el príncipe prisionero de su padre en Zaragoza.
En 1466 Juan II donó el castillo con sus términos al prior de Roncesvalles Juan de Egüés. Por estos años tenía a su cargo la guarda Lope de Erro. En 1471 le sería restituido a Ayanz, que lo poseía todavía hacia 1485. En 1494, reinando Juan de Labrit, figuraba como alcaide el señor de Olloqui.
Tras la conquista de Navarra, se mandó derrocar el castillo, junto con otras fortalezas del Reino. La demolición, en esta primera fase, tuvo lugar en 1516, siendo regente de Castilla el cardenal Cisneros.